Junto a Luis Martínez y Aníbal Vega, Piñera funda la Hermandad de Jóvenes Cubanos, para la difusión de la cultura.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Piñera colaboró en el periódico Revolución y en su suplemento Lunes de Revolución.
De su estadía en Buenos Aires -donde vivió entre 1946 y 1958-, una ciudad que veía "habitada por 'tres divinidades'; Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges y Xul Solar", Piñera destacó su amistad con el escritor polaco Witold Gombrowicz, de quien prologó la novela "Ferdydurke", además de haber sido uno de sus traductores.
Luego de dejar la Argentina en 1958 se instaló definitivamente en Cuba. En 1960 reestrenó "Electra Garrigó" y publicó su Teatro completo. En 1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por "Dos viejos pánicos".
Telám dialogó sobre Virigilio Piñera con Nara Mansur.
¿Cuál fue el criterio en la selección de las piezas de Piñera?
Traté de mostrar la variedad de su dramaturgia, de cómo muta, aprende, incorpora, tematiza y experimenta hasta sus últimos textos. "El trac", es representativa de esta idea de texto teatral más que de obra, de un autor de textualidades, de tejidos discursivos más que de historias.
Por ser tan desconocido su teatro en Argentina no pude obviar sus clásicos "Electra Garrigó", "Aire frío", y "Dos viejos pánicos" (un extraño diálogo entre el grotesco y el cómic), que han sido los más representados.
¿Qué facetas caracterizan a este escritor "multiforme"?
La idea de desplazarse de un género a otro, de ocupar formatos discursivos diferentes y poner la palabra a funcionar de manera distinta cada vez. Como escritor es muy arriesgado, irreverente, atravesado por pasiones y problemáticas diversas. Hay una potencia lúdica (choteo, desparpajo), un inmenso dolor y un interés muy grande de ponerle nombre a ese dolor, y con eso no juega.
En su estudio señala este teatro como "restitución del desparpajo"; con las marcas de la parodia, el absurdo, el humor negro, ¿fue un autor desmitificador y escéptico?
Sí, su manera de entender lo cubano es una marca en este sentido. Hago mención a posturas que después se han leído protagonizadas por él y Lezama Lima: el grotesco en contraposición a lo sagrado.
La sociedad y la cultura han sufrido una enorme herida en su sistema de creencias e incorporan nuevos verosímiles para su sobrevivencia. Y Piñera nos ha sido útil y gratificante al permitirnos leer la desgracia o fatalidad en clave paródica, en un sentido esperpéntico, no realista.
Fuente: Télam