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Viernes 29 de Marzo de 2024
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El trágico destino de la humanidad, según Vallejo y Ospina

La condición humana, la religión, la música y la política fueron los temas abordados anoche por los escritores Fernando Vallejo y William Ospina en la Casa de la Cultura del Gobierno porteño, en una charla que estuvo menos centrada en la literatura que, en lo que denominaron, el "lamentable" estado del mundo actual.
"Aquí vengo a charlar con mi amigo William, continuando una conversación que empezó cuando nos conocimos y que hemos seguido en Bogotá, México, París y ahora en este lugar. Nunca hablamos en un salón tan hermoso", expresó el autor de La virgen de los sicarios (1994) ante un repleto Salón Dorado de la Casa de la Cultura porteña, donde fueron invitados por el ciclo Colombia Cultural en Buenos Aires.

Y, dejando de lado la breve amabilidad de la apertura, Vallejo arremetió: "La cultura de occidente se identifica con el cristianismo. Cristianismo y occidente son sinónimos. Y el cristianismo es una empresa infame y criminal desde el puro comienzo. Al igual que el Islam".



A lo que Ospina, más distendido y sonriente, contestó: "ustedes lo ven aquí, escuchan sus palabras y quizás piensan que sólo habla de sus temas, pero en realidad habla de muchísimos temas, de casi todos. Cuando conocí a Fernando, en el año 83, tuve la sensación de estar descubriendo a una autor totalmente nuevo en la tradición literaria colombiana".

"En ese momento -continuó Ospina- no sabía que no sólo estaba conociendo a un gran escritor, sino a un gran amigo con el cual me han unido muchos viajes, conversaciones, lecturas y con quien comparto muchas de las convicciones que ha comenzado a enunciar, aunque no puedo defenderlas con tanta pasión como lo hace Fernando".

El autor de Hilo de arena (1986) contó: "Con Fernando compartimos la pasión por la música. Yo nací en frente de una cantina y pasé muchos de mis años tempranos oyendo música popular y, como en Colombia se oye la música de todo el continente, una parte de nuestra educación sentimental la compartimos con los argentinos porque los tangos, la zambas y mucha música andina ha llegado a nosotros".

"Esta es la primera vez que conversamos con testigos -mencionó Vallejo-, pero lo vamos a seguir haciendo aquí con ellos como lo hemos hecho siempre. La música popular, que en realidad es la música hispánica, que se reduce a boleros, milongas, pasodobles, danzones, porros, y a otras músicas que perdimos porque los anglosajones nos colonizaron totalmente".

"Pero música es sólo la que me gusta a mí, lo demás es ruido -simplificó el escritor-. La música es lo que más profundo me ha llegado en el alma, más que el amor. Nosotros, en Colombia, vivimos entre dos imperialismos musicales, que son las rancheras y los tangos. Yo tardé mucho en darme cuenta que lo que a mí me gustan son las milongas".

Para el autor de El río del tiempo (1999), "la literatura no tiene que ver con la música para nada, son dos artes bien distintas. La literatura es muy menor al lado de la otra. Se pretende que la música es una arte universal, mentira, si así fuera a todo el mundo le gustarían las milongas que me gustan a mí. La música no es universal y la literatura tampoco. La literatura está hecha en idiomas que hay que traducir".

"Pero la literatura sí tiene algo por encima de la música y es que define perfectamente al hombre. El hombre es la palabra, es lo que nos separa de todos los animales. Ellos no tienen la palabra para mentir, nosotros somos la especie mentirosa. Nos llaman homo sapiens, pero somos el homo mentas, el hombre mentiroso, o mejor, el simio mentiroso", definió Vallejo.

Y siguió: "la palabra sirve para destruir, y en algunos casos, para destruir mentiras, tautologías que quieren explicar algo sin explicar nada. Por ejemplo, la teoría de la evolución, que va más allá de la especies -porque la evolución es una cosa y la especie otra-, triunfó con un libro de Darwin que escribió en 1859, El origen de la especies.

"Pero esa teoría es una mentira, es como cuando los católicos quieren probar las existencia de dios como creador del universo. Quién dijo que el universo necesitaba un creador, si es eterno no hay comienzo. Ahora la astrología quiere remontarse años al pasado, pero quién dijo que lo que llamamos materia necesitaba tener un principio", se preguntó Vallejo haciendo gala de un escepticismo bien diseñado con los años.

Según el escritor, famoso por un cinismo nihilista sin concesiones, "todos los tratados de física que se enseñan son infames y nosotros repetimos como loritos todas las mentiras. Ahora, la última infamia a la que asistimos es a la de la democracia, la de las elecciones, la de los partidos políticos: todas mafias que van detrás de un motín".

Ospina, casi desde un lugar de moderador, expresó: "siempre he admirado como Fernando defiende sus causas tan elevadas: lograr que la humanidad pese poco sobre este planeta, que deje de pensar que somos la especie superior y de que estamos aquí para servirnos del mundo".

"Aunque soy más ingenuo y crédulo y a veces hasta pienso que la política puede servir para hacer el mundo un poco menos injusto, creo que Fernando tiene razón y comparto la idea de que siempre que el hombre ha querido hacer del Estado su cielo se ha construido su infierno", explicó Ospina.

Y continuó: "creo que la denuncia que él hace de la democracia como la concebimos es razonable. En esta época que hay tantas maneras de manipular la voluntad popular bajo la apariencia de estar acatándola, necesitamos voces que nos alerten contra esa docilidad y capacidad de los poderes del mundo de producir una civilización atroz, frívola y depredadora a la que nos encaminamos".

"El asunto es muy simple -agregó Vallejo-. No es una civilización atroz, eso no puede existir. Nosotros no conocemos la civilización, sólo la barbarie. Si un político tiene generosidad, no tiene por qué aspirar a un puesto público. Porque si va detrás de un puesto, ya no podemos creerle".

"Es fácil enarbolar cualquier bandera, de derecha o izquierda, pero es igual, todos van detrás del mismo motín", concluyó el escritor, quien no se preocupó por analizar la situación política de cada país y arremetió contra todas las formas de gobierno conocidas, sobre todo las de América Latina.

Fuente: Télam

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