Se trata, según su autor, de un volumen donde "predomina el fragmento, las verdades y los antojos". Una de sus líneas, por ejemplo, dice: "Muriendo nos convertimos en los dueños del mundo".
Definido por la crítica como pesimista, Ciorán introduce el estilete descarnado de la ironía en temas como el amor, la política y la autodestrucción. (Télam)