Ella y Aída Ponce, la mujer que ya colocó 500 álamos al lado del camino, concientizaron acerca del cuidado de la naturaleza. “Amemos las plantas. Todo aquel que pone una planta ama la tierra, su medio ambiente”, les dijo María Luisa a las decenas de personas que la acompañaron ayer por la mañana a recorrer la zona cercana al puente de entrada a Río Seco.
Según la Pachamama, la calidad de la persona también se mide por su respeto a la naturaleza. “Usted compare al hombre que pone una planta con el que la destruye. En uno hay cariño y en el otro, maldad”, indicó.
Ceremonia
Antes de plantar las nuevas especies, María Luisa, Aída y el resto de las personas que asistieron al encuentro, le rindieron homenaje a la Madre Tierra en una “apacheta” -santuario indígena construido con piedras del lugar. Allí, las personas que participaron de la ceremonia depositaron ofrendas. Luego, la Pachamama bendijo los árboles que ella, Aída y los demás vecinos plantaron a la vera del camino.
Durante el recorrido por la zona donde fueron plantados los ejemplares, María Luisa y las copleras Paula Suárez y Serafina Guerra entretuvieron a los vecinos de la zona entonando coplas. Aída las acompañó durante el trayecto percutiendo la caja y cantando las estrofas.
Las nuevas especies que colocaron al costado de la ruta, entre las que hay quebrachos y sauces, fueron plantadas a 8.50 metros del asfalto, tal como la Dirección Nacional de Vialidad se lo había solicitado a Aída.
“Le agradezco a la Pachamama esta visita, porque nos llena de emoción y de sabiduría. Para nosotros es un día histórico. Ojalá que sus enseñanzas echen muchas raíces para que aprendamos a respetar más nuestro medio ambiente”, dijo Aída antes de que María Luisa regresara hacia Amaicha del Valle.
Simpatía y locuacidad
Pese a tener 93 años, la Pachamama se mostró vital y locuaz. Respondió animadamente a todas las preguntas que los vecinos le realizaron durante su visita a Río Seco.
“¡Ay, abuela! ¿Cómo hace para mantenerse en tan buen estado a su edad?”, le preguntó una mujer. “Es muy sencillo. Hay que ser feliz” le respondió. “Pero, ¿cómo se puede ser feliz con tantas cosas malas que pasan?”, insistió la mujer. “A las malas échelas afuera. Valore y recoja lo que le venga bien. La vida nos da cosas buenas y malas. Debemos aferrarnos a la buenas y, como le dije, a las malas la debemos dejar afuera” remarcó. Antes de despedirse, María Luisa y los vecinos intercambiaron melodías entre copla y copla. (C)
Fuente/ lagaceta.com.ar
