Canal de Cintura
Mientras algunos dirigentes vecinales aseguraron que la obra del canal de desagüe que reclama la comunidad está paralizada, en razón de que aún no se habría formalizado la expropiación de los terrenos por donde tiene que pasar, el intendente Luis Campos desmintió la versión. El funcionario aseguró que si no se está trabajando es porque las lluvias son muy frecuentes y el lodazal no permite el ingreso de maquinarias que son muy pesadas. “No hay piso para que puedan operar. De ahí que esperamos que mejoren las condiciones del clima para que se reanuden los trabajos” apuntó.
De acuerdo a un informe del ingeniero Alberto Guardia, de la empresa Neocon, a cargo de la obra, los trabajos del canal tienen un avance del 9,46% desde que se inició en octubre del año pasado. Así las cosas, y si el tiempo lo permite, la primera etapa podría estar concluida en ocho meses. Este tramo se extiende desde el arroyo Matazambi hasta el camino a Donato Alvarez. De ahí prosigue hacia Marapa-La Colorada. Se trata de un trayecto de tres kilómetros. El otro avanza hasta el pie de cerro a lo largo de seis kilómetros. El 35% de la obra lleva gaviones que ya están clasificados y listos para su utilización. Este proyecto fue adjudicado con un presupuesto de $38.219.941. De este monto la empresa ya percibió un anticipo de $2.300.000. “Los rumores sobre los problemas con las expropiaciones surgieron a raíz de un planteo que hizo un productor, y con el cual Neocon ya firmó un convenio para superar el inconveniente” aclaró Campos.
Caminos
Tan sólo en Alberdi son cientos los kilómetros de caminos dañados por las correntadas. El sector más perjudicado es el que se extiende hacia Finca Pujol. Ahí los caminos se transformaron en río y ahora se exhiben con socavones profundos. En el lugar la vivienda de bloques de José Fernández resultó totalmente destruida por la creciente. El hombre salvó su vida de milagro. “Lo único a lo que atiné es a salir nadando hasta un lugar alto. De mi casa y mis cosas no quedó nada. Ahora voy a necesitar ayuda para levantar otro techo” comentó el hombre. En la zona, como en otras del sur tucumano, el sol sale a la mañana y alivia la preocupación. Pero más tarde se levanta el vapor. Después las lluvias vuelven a hacerse presentes. Y los rezos que murmuran las abuelas se confunden con el sonido que brotan por el golpeteo del agua en los techos de chapas. Así son las noches para los inundados. Y nadie sabe hasta cuándo.
Fuente: lagaceta.com.ar