Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Es posible reflexionar de modo filosófico sobre un objeto que no implica ninguna filosofía en sentido estricto

En Filosofía del budismo zen, el pensador coreano-alemán Byung-Chul Han explora una práctica (una religión sin dios) desde las comparaciones que sabe establecer con algunos filósofos occidentales, algunos de los cuales no muestran el escepticismo frente al lenguaje o la desconfianza frente al universo conceptual que sí muestra el budismo, que igualmente ha desarrollado una serie de estratagemas para pensar el ser o la conciencia.
El libro, publicado por la editorial Herder, es el último de la serie de este profesor de la Escuela de Artes de Berlín, y acaso pueda leerse como una continuación de El aroma del tiempo. Sobre el arte de demorarse, inmediatamente anterior.

Han nació en Seúl, Corea del Sur, en 1959. Estudió filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en la Universidad de Munich. En 1994 se doctoró con una tesis sobre la obra de Martin Heidegger.

Entre sus libros, La sociedad del cansancio; La sociedad de la transparencia; La agonía de Eros; En el enjambre y Psicopolítica, acaso su apuesta más estrictamente política.
Entre los interlocutores occidentales que Han elige para discutir los protocolos del budismo se encuentran Platón, Leibniz, Schopenhauer, Fichte, Hegel, Montaigne, Buber, Nietzsche y Heidegger. Si no llama demasiado la atención la ausencia en sus reflexiones de Marx, es porque éste no ha sido una piedra basal de su formación, y quizá porque la sociedad del cansancio ya lo suponga, como se supone la transformación del trabajador en emprendedor.

"El budismo Zen es una forma del budismo Mahayana, originaria de China, y con una orientación meditativa. La peculiaridad del budismo Zen ha dado origen a aquella estrofa atribuida a Bodhidharma, su fundador, inmerso en leyendas: Una tradición especial fuera de los escritos, independiente de la palabra y de los signos escritos; mostrar inmediatamente el corazón del hombre, mirar la propia naturaleza y llegar a ser Buda.

Sin caer en ningún manual de autoayuda o de retórica actualizada para burócratas estresados, Han deconstruye al zen con las herramientas teóricas de la filosofía occidental, para probar la potencia de las mismas y para verificar qué cosas y cuáles son imposibles de absorber (o neutralizar) por el dispositivo linguístico indoeuropeo, y volverse así un sistema múltiple y singular.

Fuente: Télam

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