Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Es una novela sobre lo que se tuvo que destruir para alzar el edificio de la modernidad

En Muerte súbita, el escritor mexicano Alvaro Enrigue enfrenta en un partido de tenis en la Roma de la contrarreforma a los dos artistas acaso más representativos de esa época: el español Francisco de Quevedo y el Caravaggio, que cruzan un mundo que transita del barroco a cierto naturalismo, y compromete a las políticas imperiales en el intento de unificar al mundo bajo una economía mercantil que quizá un escritor del siglo XXI entienda en su mayor amplitud.
El libro, publicado por la editorial Anagrama, ganó el Premio Herralde 2013. Invitado a la actual Feria del Libro de la Argentina, con varios de sus colegas, su autor, en estos momentos, está radicado en Nueva York, Estados Unidos.

Enrigue nació en 1969; estudió licenciatura en comunicación en su país y publicó, entre otros libros, Valiente clase media, Decencia, Retorno a la ciudad del ligue, Hipotermia y La muerte de un instalador.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam antes de aterrizar en Buenos Aires.

T : En principio, ¿a qué viene un título tan contemporáneo como Muerte súbita?
E : No es tan contemporáneo, o más bien, es un término del barroco que seguimos utilizando, tal como se usaba entonces: es el momento de un partido de tenis empatado en el que quien gane el juego, gana. No era un término que se utilizara en la versión popular italiana del juego en que se empeñan Caravaggio y Quevedo en mi novela -llamado pallacorda-, pero el término ya existía en francés por entonces. Y no hay que ser un genio para entender las resonancias de la idea de muerte súbita si la sacas del contexto deportivo. Es una novela sobre todo lo que se tuvo que destruir para alzar el edificio tan deseado de la modernidad y la unificación del mundo bajo un modelo de economía mercantilista, una novela sobre esas muertes súbitas cuya herencia no resultó nada gloriosa.
T : ¿Qué representan, en tu mundo estético, las figuras de Quevedo y de Caravaggio? ¿Por qué ellos? ¿Por qué el tenis?
E : Caravaggio fue el primer gran artista moderno, en el sentido de que consideraba que la obra era el procedimiento y el cuadro resultante sólo su registro con valor comercial. Era abiertamente homosexual y entendía que el valor monetario de su trabajo se incrementaba en relación directa a su habilidad para desafiar a las reglas de conducta de su tiempo. Durante la etapa temprana de su carrera como artista en Roma, Caravaggio era tal vez más famoso como tenista profesional -un jugador al que se le apostaba en las canchas de la Plaza Navona- que como pintor. Quevedo me parece su contrincante natural, aunque nunca se conocieron: era su opuesto perfecto, la densidad entera de la moral imperial. Ambos fueron los dos creadores más grandes de su tiempo.

T : La otra cuestión: ¿Por qué Roma?, o mejor: ¿qué está pasando en la estética europea de ese momento que aparecen Quevedo y Caravaggio en Roma?
E : Estaba pasando el barroco y lo que los historiadores llaman la primera globalización; estaba pasando la incorporación de América a los discursos de la cultura occidental (cultura occidental es el eufemismo que utilizamos para explicar la tecnología de extinción de diferencias y ruina de ecosistemas naturales y sociales más eficaz de todos los tiempos); el comercio con Oriente se estaba formalizando y las casas de préstamos y cambio de moneda se estaban convirtiendo en bancos. ¿Te parece poco?

T : El libro ¿fue escrito en Nueva York o en México?
E : En Nueva York: si pones atención, verás que la Roma Caravaggesca que se representa ahí se parece más al Studio 54 de la era Warhol o el CBGB de The Ramones que a cualquier otra cosa. No es una novela histórica, es una novela sobre el mundo contemporáneo acompañada por un archivo histórico. El narrador es un hombre del siglo XXI que revisa ese archivo y medita impunemente sobre él.

T : ¿Cómo ves a la actual narrativa de tu país, y cómo a la latinoamericana? ¿Quiénes se cuentan entre tus lecturas favoritas?
E : Nunca juego el juego de las listas literarias: hacer una es siempre una pequeña infamia.

T : Muerte... ¿podría representar el fin de una época y el comienzo de otra, en las artes, la política y la ciencia? Este momento histórico, ¿se le asemeja en algo?
E : Bueno, la novela es una novela, pero el archivo es demostrable: en la época en que Caravaggio era un gran tenista, su roomate en el Palazzo Madama -que hoy es el senado italiano- era otro muchacho prometedor: Galileo Galilei. También es cierto que el patrón de Quevedo estaba casado con una nieta de Hernán Cortés y que el dinero con que le pagaba el sueldo era el de ella -la casa de Osuna estuvo arruinada hasta ese matrimonio. Tú me dirás si estos carnalitos estaban inventando un mundo o no. Era un mundo horrible, pero ellos eran lo mejor que dio.

Fuente: Télam

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