"El Menino llega desnudo y a los gritos, como para que todos se enteren. ¡Es un acontecimiento! ¿De dónde viene? ¿Dónde estaba antes? ¿Se parece a nosotros?", escribe Isol y comenta en una entrevista con Télam cómo fue el proceso del libro. "Durante mi primer año como mamá de Antón escribía en algunos momentos una especie de poemas y anotaba cosas en medio de la vorágine inédita de aprendizaje y emociones revueltas que iba teniendo todo el tiempo".
"Un día se me ocurrió la idea de hacer un libro narrando el crecimiento del bebé como si fuera un ser de otro lugar, casi extraterrestre, con muchas observaciones cotidianas mías", explica la autora.
"Este texto tiene que ver con la experiencia de ser mamá -precisa-, pero no lo describe a mi hijo puntualmente sino que es una exploración maravillada de un bebé recién nacido que puede ser cualquiera".
"Mi visión claramente es subjetiva y fantasiosa por momentos, pero está inspirada en hechos reales, como dice el subtítulo del libro", subraya.
El primer boceto, cuenta la escritora, se lo presenté a mi editor Daniel Goldin en enero de 2013) pensando que ya estaba bastante completo, pero luego ese mismo año me ocurrió algo increible cuando gané el Astrid Lindgren", otorgado por el gobierno de Suecia, uno de los mayores premios de la literatura infantil mundial.
"Eso me llevó a dejar descansar el texto mientras viajaba por todo el mundo con mi familia y pude retomarlo recién en enero del año pasado pero me llevó tiempo redondearlo. Hubo discusiones con Daniel, agregar cosas, sacar otras hasta que pude ponerle un punto final para entregarlo a fines del 2014", recuerda.
El texto editado por Océano permite una lectura de los padres, sobre el hermanito o hermanita que está por venir, "una forma de generar empatía con el que llega ya que todos pueden reconocer algo propio con el Menino, experimentar sentimientos y ver los avances y cambios por los que atraviesa el bebé en el primer año de vida".
"El Menino hizo un largo viaje y necesita dormir. Es fácil hacerle un lugar, es muy pequeño. Por suerte tienen una sirena potentísima para anunciar lo que necesita que se activa cuando hay que comer, dormir, limpiar, jugar y abrazar. Es divertido adivinar cuál es la respuesta correcta cada vez", ejemplifica con mucha imaginación la escritora.
¿Es un libro para chicos y grandes? "Supongo que los padres primerizos tal vez se sientan afines a mis sentimientos, pero a mí me gusta la idea de que un niño pueda mirarse desde esa óptica de la sorpresa acerca de sí mismo, volver a pensar en sus manos, sus ojos como ventanas, sus orejas como radares sónicos".
Isol (Buenos Aires 1972) hizo el Magisterio en Bellas Artes en la Escuela Nacional "Rogelio Yrurtia" comenzó a trabajar como ilustradora para prensa y autora de libros-álbum para niños y eso la catapultó al éxito, quizás por su tenacidad como sus personajes inocentes cargados de realidad.
Su primer libro Vida de perros (1997), recibió una Mención de Honor en el Concurso "A la orilla del Viento", organizado por el Fondo de Cultura Económica de México; también obtuvo por sus trabajos el Golden Apple (2003) en la Bienal de ilustración de Bratislava, Eslovaquia.
Otros de sus libros El Globo y El cuento de Navidad de Auggie Wren fueron seleccionados en la lista White Ravens 2003, y 2004; el futuro promisorio de Isol iba creciendo a pasos agitados ya en el 2006 y 2007 al recibir una distinción como finalista en el Hans Christian Andersen Award (IBBY), quedando así entre los cinco ilustradores más reconocidos por esta entidad de entre todo el mundo, por dos años consecutivos.
¿Cómo es trabajar con el peso de haber ganado un premio tan importante como el Astrid Lindgren (con una dote de 770.000 dólares), te limita o te incentiva?
"En este momento en que la ola ya volvió a su cauce, me tranquiliza. Tengo muchas posibilidades y reconocimiento, y si bien al principio sentí cierta presión, ahora lo disfruto mucho y me ayuda a sentirme libre en mi trabajo. Por suerte este libro lo tenía planeado desde antes y no tuve ese momento de ¿ahora, qué?"
Una curiosidad del libro es que cambia de título en cada país por que la palabra Menino (niño en portugués), en el caso del castellano queda bien, en portugués se llama "A criatura", lo cual me da gracia porque parece todavía aun ser más raro. En francés es "Le Bibou" y en sueco "Minstigen".
No importa el nombre que tenga porque lo que asombra es la simpleza de la historia que marca un antes y después en la vida de todos con el arribo de un bebe: "Nos acostumbramos demasiado rápido a ser quienes somos, y aunque somos seres increíbles, ya no nos damos cuenta de eso", señala con sabiduría la escritora.
Fuente: Télam
