Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
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Esteban Quiros: uno que se fue

Esteban Quirós es escritor, coeditor del sello Puente Aéreo y oriundo de esta ciudad de la cual decidió emigrar hace unos años para instalarse en Barcelona (España), donde escribe y trabaja y desde donde recordó -el día que Mar del Plata cumple ciento cuarenta y un años-, cómo es para algunos (y son legión) la distancia: esa ilusión que en su caso puede medirse en miles de kilómetros.
Nacido en 1984, su primera novela, Negro sobre blanco, resultó finalista del premio Herralde en 2006, y conoce dos ediciones, una en la editorial Artese quien pueda y otra, flamante, en la editora La Bola.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : ¿Cómo ves a Mar del Plata desde la distancia pero sabiendo que siempre podés volver?
Q : La distancia te da otro punto de vista, porque enseguida identificás las cosas que te importan y separás las que no. Como el monólogo de Federico Luppi en Martín (Hache): la patria es el barrio, son los amigos, el resto es estadística municipal. Y eso se nota sobre todo cuando estás viendo como un espectador todas las cosas que te estás perdiendo o en todas las movidas en las que no estás y donde ya no te extrañan. Si es por la gente, la veo bien a Mar del Plata. Lo he comentado con otros amigos que se fueron: cuando estábamos allá la sensación era de que no pasaba nada, supongo que por complejo de ciudadanos de provincias. Y eso es un verso. La gente se mueve y hace cosas, y volver siempre sienta bien, porque podés verlo de cerca.

T : Si el balneario se transformó en megalópolis, ¿qué suena de esta ciudad en el mundo?
Q : Creo que ni balneario ni megalópolis le hacen del todo justicia a la ciudad. Tal vez sea por esto que hay a veces tanto complejo, por estar ahí en el medio, un poco sucursal de Buenos Aires, un poco ciudad por sus propios medios que no termina de disfrutar de mirarse el ombligo. Y un buen balance a lo mejor le daría un poco más de empuje a lo que pasa entre febrero y diciembre. Lo malo es que visto por los de afuera termina pareciendo que prevalece la actitud acomplejada frente a la orgullosa, si cabe la caracterización. Y lo que suena es más el reflejo del balneario que de la polis: los alfajores, la rambla, la bristol, los jubilados, los cornalitos fritos, 30 días de furia al año y el resto aguantar hasta que vuelva el sol. Y después está la etiqueta caníbal de la ciudad feliz: se traga toda la conflictividad de base y vende un eterno desfile de la reina del mar.

T : ¿Qué es lo que se extraña de Mar del Plata?
Q : Algunas cosas que salen en el folleto y otras que no: el olor a sal del Atlántico, la navidad con calor, la pizza y el helado, el festival de cine, las noches de los jueves en Dickens. Lo que los expertos del gárketing llama el activo intangible.

T : ¿Por qué creés que hay tanto marplatense trashumante?
Q : Debe ser el mar de un lado y la pampa húmeda del otro; la sensación de que lo que hay alrededor no se va a terminar nunca. No vas a encontrar muchos marplatenses subidos a una montaña. Por lo menos en España, donde somos multitud, nos amontonamos siempre bien cerca del mar.


Fuente: Télam

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