Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
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Estrin: Escribir bien es un poder inaudito

En Retratos, la poeta y ensayista rusa Marina Tsvietaieva -inéditos hasta la fecha en castellano- construye una genealogía de la literatura de su país por afuera de cualquier canon o imperativo político, sometida sólo a sus caprichos y afinidades electivas, según cuenta la editora del libro, la escritora Laura Estrín.
Publicado por las ediciones Años Luz, los textos fueron traducidos por Irina Bogdaschevski y por Fulvio Franchi, inaugurando la colección Traducciones, que seguirá con un volumen dedicado a Serguei Dovlatov.

Estrín, directora de la colección, es docente en la Facultad de Letras de la Universidad De Buenos Aires, ensayista y poeta. Publicó, entre otros libros, Literatura rusa, El viaje del provinciano, Políticas de la crítica, Tapa de sol, A maroma y Política de los caminos.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

T : ¿Qué puede entenderse por un "arte sin artificios?
E : En Marina Tsvietaieva la literatura es poderosísima grafía de la vida. Escribe y vive y vive y escribe sin hacer diferencias. No se pueden aislar procedimientos, recursos, figuras en su obra;es su cuerpo, sus sentidos, sus fuerzas enteras en juego. Las palabras pueden decirla, son potencias materiales. Ellas pasan, transponen, presentan sus pasiones, sus convicciones, su pulso. Su palabra se nos cae encima, nos atraviesa y nos cambia la vida sin mediaciones. Por eso se la acepta o se la rechaza. Sus frases verdaderamente consisten.

T : La escritura de Tsvietáieva ¿qué concentra, si es que lo hace, del alma rusa? Leerla produce escalofríos similares al Stalker de Tarkovski.
E : Tsvietaieva es rusa. Desde ahí siente, lee, escribe. Una figura espacial centra y desperdiga esa unción amorosa, nacional: como las campesinas rusas, a mil verstas de distancia. Y no es paradoja. Es desesperación, es querer y poder pero que a la vez que no quieren, no la pueden. Ni adentro de las fronteras ni en el exilio.

T : Decís en el prólogo que no ella se interesa por lo femenino, lo político, esos genéricos, pero sus retratos, poemas, anotaciones ¿podrían haber salido de las entrañas de alguien que no fuera mujer? Tsvietaieva, al decir de Hegel sobre Antígona, parece ser la ironía, la parte maldita de la comunidad.
E : Se lee desde donde se puede. Pero Tsvietaieva escribe desde una humanidad que quiere más: más humanidad, más justicia, más subjetividad libre, más saber. Abre mundos, se lo permite, no tiene miedo, tiene dolores, seres cercanos a los que se entrega, con algunos se confunde, pero siempre se da entera, sin cálculo. No tiene previsiones, recaudos; diría que no piensa: vive. No hay filosofía que la ampare, pero tampoco la cobija la intemperie. Tiene lo que pudo ver y aceptar: un mundo con pocas fronteras.

T : ¿Cuál fue su relación con Rilke? ¿Creés que algo de Rilke viene de Marina?
E : Tsvietaieva, como otros muchos rusos, no tuvo reparos en compararse, citarse, verse en otros autores. Bajó y subió escaleras (como en el poema que editamos en Cazador de ratas, con Irina Bogdaschevski, con quien hace más de diez años trabajamos con estos autores rusos contemporáneos y que desde los 50 los trae a nuestra lengua). Tsvietáieva cruzó infortunios propios y ajenos. No mendigó. Se confundió y se lastimó. Es una autora sin parangón, como Shklovski, como Platonov, como Dovlatov, como Shalamov (si yo fuera libre. diría que en la literatura argentina hubo un autor que tuvo un poder literario semejante, un modo genérico parecido: Lucio V. Mansilla). Rilke y ella comparten la esperanza de amores imposibles, de entregas eternas, de encuentros de palabras originalísimas que se dieron uno al otro. Sin medidas. Su arte del retrato del que este libro que ahora editamos es perla fiel, así la muestra, en ese trato incesante que tuvo con otros autores. Siempre quiso darles algo más grande: ella misma, sus recuerdos-para-siempre.

T : Pésima relación con el poder. Los escritores (los escritores en serio, si disculpa la aclaración), ¿pueden tener alguna seria relación con el poder?
E : Todos tenemos poder. Hay muchos poderes. Poder escribir bien es un poder inaudito. Tsvietaieva lo tuvo. Por eso molestó y molesta. Claro que para un techo y un pan hacen falta otros poderes, otras venias, distintos simulacros y farsas. Hay cuerpos que no pueden con eso. Hay músculos altivos, hay justicias poéticas, hay geniales frases que no pueden hacer pie y detenerse cuando el mundo se asusta y frena como cuando sucede una revolución.


Fuente: Télam

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