Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
Buscar:

Fe, sufrimiento y alegría, en la espera de encontrarse con la Virgen del Valle

La capital de Catamarca era una ciudad tomada por decenas de miles de fieles en la gran fiesta de la Virgen del Valle, tras varios días de peregrinar, a pie y aún de rodillas en los últimos metros previos a su encuentro con la imagen.
En ese momento, el dolor físico de cientos de kilómetros de peregrinaje se mezclaba con la alegría de la promesa cumplida y la esperanza del milagro personal que la Virgen otorgaría a cada uno por su muestra de fe.

El dolor físico de cientos de kilómetros de peregrinaje se mezclaba con la alegría de la promesa cumplida y la esperanza del milagro personal que la Virgen otorgaría a cada uno por su muestra de fe


Algunos tenían ampollas en los pies, otros rodillas sangrantes y hubo desmayos por agotamiento, en especial entre quienes buscaban la forma más sacrificada, casi flagelante de llegar, ya sea para pedir un favor a la Virgen o para agradecer el milagro cumplido.

Los cerros aldeaños a San Fernando del Valle, famosos por sus distintos color de verde, tuvieron este fin de semana un colorido agregado por los peregrinos que los atravesaban provenientes de numerosos puntos del país, para converger en la Basílica Catedral.

Desde ayer, en las rutas de acceso el tránsito era muy lento o congestionado desde varios kilómetros antes de la ciudad, y era incesante el paso de coches, grupos de motos y bicicletas.

Por sus banquinas avanzaban los peregrinos a pie, algunos identificados con banderas y chalecos de sus localidades y otros cargando cruces, imágenes o simplemente mochilas con carpas, víveres y utensilios.

Desde El Portezuelo se veía el camino de caracol de la cuesta que conecta con la Ruta 38 cubierto de vehículos, en tanto muchos grupos pedestres bajaban desparramados por sus laderas, a través de senderos en picada de pastores o baqueños.

Ese camino entre algarrobos, tuscas y jarillas era más corto que el asfalto, pero también más duro y desparejo y no siempre acompañaba una sombra para protegerse del impiadoso sol norteño y el fuerte viento caliente que siempre corre por el valle, mientras a la sombra la temperatura superaba los 35 grados.

Varias plazas, y en especial la central 25 de Mayo, frente a la Casa de Gobierno y a la Catedral, estaban cubiertas de carpas e invadidas por motos y bicicletas.

En toda la ciudad había un constante hormigueo de peregrinos de rostros agotados y serenos, que se intensificaba en el acceso al templo donde desde el 29 pasado la imagen de la Virgen Morena fue "bajada" de su camarino al presbiterio, donde quedó en un cofre de vidrio a la espera de los fieles.

Una guardia de gauchos y una valla de madera protegían a la imagen, frente a la cual los peregrinos se postraban a rezar, y algunos eran autorizados a pasar y posar una mano un momento sobre la base del presbiterio, lo que los llenaba de emoción.

Otros alcanzaban sus bebés para que tuvieran un breve contacto con la estructura y algunos se contentaban con arrimar un objeto, como un casco de moto o alguna prenda, que desde entonces tendría para ellos un valor quizás sagrado.

Sebastián, de 22 años, contó a Télam que llegó desde Santiago del Estero en bicicleta, a pie y de rodillas, "para pedirle a la Virgen que cure a mi sobrinito de dos años que es cieguito y discapacitado y pesa 5 kilos y medio por la desnutrición".

Con él ingresó, también de rodillas, su comprovinciano Ezequiel, de 22, que hizo todo el recorrido a pie, con una pesada mochila en la que llevó su casa varios días, y contó: "vengo a pedir por mi hija, de dos años, que tiene hidrocefalia".

Manuel entró de rodillas junto a sus hijas de 12 y 11 años y su esposa Gladys, tras recorrer varios cientos de kilómetros desde el norte de La Rioja en bicicleta, para pedir que la Virgen ayude a la niña mayor, que tiene problemas de desarrollo intelectual.

Anibal fue llevado inconciente y con las rodillas despellejadas, en camilla, a la enfermería de la Catedral, donde fue reanimado por voluntarios de los Servidores Marianos, tras lo cual contó a esta agencia que llegó a pie desde Córdoba para cumplir una promesa, aunque sobre el contenido dijo "lo sé yo nomás".

A pocos metros, una señora mayor que no dice su edad pero aclara que lleva 23 años consagrada a María Santísima, justifica todo sacrificio por la fe, y afirma la veracidad de los siete milagros históricos adjudicados la Virgen del Valle "más el del terremoto de 6,9 de Richter en 2004, cuando no murió nadie en la provincia".

Se trata de Rina del Valle Quiroga, conocida como "Doña Rina" -aunque no le gusta lo de "doña"- habilitada por el obispado a hacer los mantos y túnicas del traje de la Virgen, quien asegura que "ni siquiera sabía bordar, pero todo el conocimiento me lo dio la Virgen, yo no soy nadie, es ella la que hace todo".

Sobre el sismo del 7 de septiembre de 2004, con epicentro en la sierra de Ambato -uno de los dos cordones que bordean el Valle de Catamarca- asegura que la Virgen protegió la ciudad con su manto celeste, lo que pudieron comprobar pasajeros de un avión en vuelo en ese momento, que no veían la ciudad capital sino una bruma de ese color.

Fuente: Télam

(Se ha leido 258 veces.)

Se permite la reproducción de esta noticia, citando la fuente http://www.diarioc.com.ar

Compartir en Facebook

Sitemap | Cartas al Director | Turismo Catamarca | Contacto | Tel. (03833) 15 697034 | www.diarioc.com.ar 2002-2024