Pero si con respecto al objetivo del cambio los resultados son ínfimos, debe decirse que los inconvenientes de diverso tipo derivados de la novedad se han manifestado tanto en el plano de la actividad productiva, como en el de los servicios y el comercio, y hasta en el de la calidad de vida de la población, debiéndose respetar entendemos el reloj biológico que es el indicativo del buen funcionamiento del cuerpo humano.
Desde diferentes sectores se ha manifestado aquí el descontento y no hace falta explicitar todos los argumentos que se han esgrimido en su oportunidad, cosa que esta Federación juzga conveniente tenerlas presentes y hasta necesaria, si se tiene en cuenta que las temperaturas del verano catamarqueño ya entrañan demasiada prueba como para incrementarla con un añadido que causa, sin duda, mas perjuicio que beneficio.
Son ya varias las provincias en que el malestar popular por el cambio a la “nueva hora” se hace cada vez más evidente. Son también varios los gobiernos que han reconocido el pobre rédito del cambio que se rechaza y los inconvenientes que ha provocado. Dos de estas- San Luís y Mendoza- no acompañaran la decisión federal, y es probable que se incrementen otras jurisdicciones que imiten esa conducta.
Al pronunciarnos a favor de un gesto que tenga la mira el bien común de la provincia y ningún otro interés, creemos un deber recordarle que la ley que estableció el aludido Plan Nacional para ahorro energético, deja, a las provincias cordilleranas, en libertad de acción en lo concerniente a la modificación horaria, por lo cual no pueden temerse transgresiones ni ausencia de solidaridad nacional.
