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Martes 23 de Abril de 2024
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HISTORIAS

Fernando Cáceres: "No me sirve el rencor, sólo pienso en volver a caminar"

El ex jugador de Boca, River y la Selección fue baleado en la cabeza durante un intento de robo, hace tres años. Ahora lucha por su recuperación: va a cuatro clínicas por semana y sueña con ser técnico.
(DIARIOC, 29/10/2012) Levantarse un domingo a la mañana. Ir al baño, cambiarse. Salir y que haga calor. Caminar hasta el puesto de diarios, saludar a los vecinos, hacer y escuchar chistes sobre fútbol. Comprar el Olé y algunos diarios más. Pasar por la panadería y llevar facturas para compartir una mañana en familia.

Eso, dice Fernando “El Negro” Cáceres (43), se imagina haciendo el primer día que pueda volver a caminar. A tres años de la noche que le cambió la vida, el ex futbolista va a cuatro clínicas por semana . Se está rehabilitando. Volver a caminar es un sueño que se puede cumplir mañana, en seis meses o dos años. Nadie lo sabe.

“Depende mucho de él”, dice Ramón Cáceres, su hermano. “Es su voluntad. Y él está convencido. Si lo ayudan, da pasos solo. Le cuesta, pero progresa ”.

Fernando Cáceres fue un marcador central exquisito. Jugó en Boca, River, Independiente y Argentinos Juniors. Se destacó también en Europa (jugó en el Celta de Vigo) y en la Selección argentina, con la que ganó la Copa América 1993 y disputó el Mundial 94, en Estados Unidos.

“Tengo que esperar, ser paciente. Lo importante es que tengo fuerzas. Veo que hago ejercicios y los músculos responden, de a poco. No me queda otra que recuperarme.

No me sirve el rencor. Es algo que me pasó y listo. Sólo pienso en volver a caminar y en ser técnico de fútbol ”, dice Cáceres en su casa, donde recibe a Clarín .

El 1° de noviembre de 2009 Cáceres regresaba de Merlo con una mujer cuando un grupo de jóvenes (la mayoría, menores de edad), en un Fiat Siena robado, lo interceptaron en Gaona y Falucho, una esquina de Ciudadela.

Eran casi las tres de la madrugada y Cáceres andaba en su BMW. Le exigieron que frenara y él disminuyó la velocidad. Entonces le dispararon al menos dos veces.

Uno de los proyectiles ingresó por su ojo derecho y se le incrustó en la cabeza . Cáceres fue internado en el hospital Ramón Carrillo. Desde ese día estuvo en coma, lo operaron, lo trasladaron a distintas clínicas y hospitales y recorrió todo tipo de centros de rehabilitación.

Ahora, lo que más ve son kinesiólogos. Son las seis de la tarde de un viernes en Ramos Mejía y a Fernando Cáceres lo trae su hermano, en silla de ruedas. Aquí, todos le dicen “Nano”.

Cáceres está contento. Se ríe y hace comentarios del River-Boca que se acerca (el que se jugó ayer). Todavía le cuesta hablar. La indumentaria del jugador está intacta: en la remera manga larga que lleva puesta, de esas que se pegan al cuerpo, y en la bermuda y las zapatillas para correr.

Todo lo que comenta tiene que ver con el fútbol: que el jueves, como todos los jueves, fue a la práctica de River invitado por Daniel Pasarella y Matías Almeyda.

Que en la televisión no mira otra cosa que no sean partidos. Que los periodistas deportivos critican sin fundamentos. Que cuando se recupere le encantaría ser entrenador de la primera división de un equipo, y después dirigente de River. “Si no fuese por el fútbol, mi vida sería un aburrimiento total. No me recuperaría nunca más. O me fundiría, porque tendría que ir al cine todos los días”, cuenta.

Además de ir a los entrenamientos de River, también fue al predio de la AFA. La última vez que la Selección jugó contra Uruguay y Chile le regalaron ropa y habló con el cuerpo técnico. Volvió contento.

En el último tiempo comenzó a querer salir. Les pide a sus sobrinos o hermanos que preparen el auto para pasear. Van al supermercado o a locales de ropa deportiva. Siempre exige que vayan más rápido; le sigue gustando la velocidad, como antes.

“Hay días en que se deprime; y es porque le duele tener que depender de los demás . Que lo lleven al baño, que lo saquen, que lo tengan que acompañar. Hay días que no tiene ganas de hablar”, dice su hermano Ramón.

Además, por una decisión de su ex esposa, hace meses que no puede ver a sus tres hijos más chicos. Con ellos apenas puede hablar por teléfono. Antes de recibir a Clarín llamó a su único hijo varón. Hablaron de los partidos que juega con sus compañeros.

El principal sospechoso de liderar la banda que atacó a Fernando Cáceres se llama Armando “Bebe” Romero.

Víctima y acusado se criaron en el mismo barrio, la ex villa Carlos Gardel, en la localidad de El Palomar . Los dos jugaron picados en el mismo potrero, pero en distintas épocas. Cáceres tiene el doble de edad que su agresor.

“Yo estoy convencido de que cuando me recupere y pueda ejercer mi profesión, voy a estar acostado en mi cama pensando en cómo hacer para que mi equipo gane el domingo. En cambio, los detenidos por lo que me pasó, y muchos pibes más, van a estar pensando en qué robar para darles de comer a sus hijos. Cuando pienso eso, siento que sigo siendo un privilegiado”, dice Cáceres.

Fuente | Clarín.com

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