"Quiero agradecer y reconocer el apoyo del Vaticano, y especialmente, del papa Francisco, al mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos", dijo el presidente cubano Raúl Castro, mientras que su par estadounidense, Barack Obama, destacó la implicación "personal" del jefe de la Iglesia Católica.
Según informó el Vaticano, Francisco había enviado cartas a los dos mandatarios durante los últimos meses en las que los instaba a resolver cuestiones humanitarias y recibió en octubre pasado a delegaciones de ambos países para "ofrecer sus buenos oficios para favorecer un diálogo constructivo".
"Creo que es un gran regalo al Papa", dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al enterarse del acontecimiento -que coincidió con el 78 cumpleaños del pontífice-, mientras participaba de la cumbre del Mercosur en Paraná.
La mandataria argentina fue la primera autoridad extranjera en ser recibida por el papa, el 18 de marzo, cinco días después de la fumata blanca que marcó el inicio del pontificado de Bergoglio, en un encuentro en que la Presidenta pidió la intermediación papal para conseguir el diálogo con el Reino Unido respecto a la soberanía de las Islas Malvinas.
Fue la primera de las reuniones que el pontífice tuvo con los líderes internacionales para hablar de las problemáticas propias de cada país: con el colombiano Juan Manuel Santos se sumergió en el proceso de paz con las FARC, con el ecuatoriano Rafael
Correa charló entre otras cuestiones sobre el respeto por las poblaciones indígenas y la protección del medio ambiente, con Nicolás Maduro analizó la situación política en Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez, con Evo Morales habló sobre la desigualdad social en Bolivia.
La situación socio-política y económica de Europa fue el tema que dominó la conversación entre el papa argentino y la canciller alemana Ángela Merkel, el 18 de mayo de 2013, mientras que ocho meses después el presidente de Francia, Francois Hollande, visitó el Vaticano y charló con el pontífice sobre los inmigrantes, la lucha contra el tráfico de seres humanos y la política exterior en África y Medio Oriente.
En medio de las reuniones con Merkel y Hollande, Francisco jugó una carta anti-militar para evitar una intervención militar de Occidente en Siria.
El 2 de septiembre de 2013 Francisco publicó "Nunca más la guerra. Nunca más la guerra" en las nueve cuentas en distintos idiomas que tiene en Twitter y tres días después le envió una carta a los líderes del G20 en la que hizo un "llamamiento apremiante" para superar sus "posiciones opuestas" y así avanzar hacia "una solución pacífica a través del diálogo y la negociación".
Fue el propio Putin quien en noviembre viajó al Vaticano y agradeció al papa por su carta para la consecución de una "solución pacífica" al conflicto en Siria.
En Medio Oriente el papa medió también entre Israel y Palestina, lugares que visitó entre el 24 y 26 de mayo del año pasado, e invitó a los presidentes Mahmud Abbas y Shimon Peres a un encuentro en el Vaticano.
"El Estado de Israel tiene derecho a existir y gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras. Palestina tiene derecho a una patria soberana y a circular libremente", manifestó el papa.
El pontífice también intervino de forma directa en la política del viejo continente cuando el pasado 25 de noviembre, en un discurso ante el Parlamento Europeo, exhortó a los diputados de los 28 países miembros a "no tolerar que el Mediterráneo se convierta en un "gran cementerio" de inmigrantes, en referencia a las personas que llegan desde África por el mar en la búsqueda de una vida mejor.
Fuente: Télam
