En la sala Juan L. Ortiz de la BN se dieron cita escritores, amigos y compañeros de militancia del poeta en el Espacio Carta Abierta.
Vicente Muleiro, Carlos Aletto, Susana Cella (esposa del vate), entre otros, se dieron cita para festejar la ocurrencia de Enrique Solino y Liliana Díaz Mindurry, promotores del emprendimiento editorial que consiguió el apoyo de la señora Bence Castillo, quien declaró "el inmenso respeto" que siente por la obra de Freidemberg.
El propio poeta abrió la rueda de exposiciones, agradeciendo la oportunidad y confesando lo sorprendido que se mostró cuando Solino le propuso "componer una antología".
"Jamás había pensado en algo así. Y fue una experiencia muy fructífera. Se trató de revisar años de escrituras, cambios, mutaciones. Y también de sopesar el peso que la poesía, el uso que la poesía hace del lenguaje en todos los ámbitos de la vida pública".
Freidemberg nació en Chaco en 1945; desde 1966 reside en Buenos Aires; cofundador del Diario de Poesía, integró su consejo de dirección hasta el 2005; dirige la colección "Musarisca", que edita la casa Colihue.
Publicó, entre otros libros, "Blues del que vuelve solo", "Diario en la crisis", "Lo espeso real", "Cantos en la mañana vil", "Noviembre" y "En la resaca".
El fantasma del crítico y ensayista rosarino Nicolás Rosa atravesó la sala desde el inicio. En el libro, el autor reprodujo un texto del escritor, publicado en el Diario de poesía, saludando "Lo espeso real". Ese texto, "la resistencia de los materiales", dio que hablar.
"Nicolás era una persona muy particular; usaba materiales de muchas disciplinas y lo que hacía, sólo por convención se lo ha llamado crítica literaria", aseguró el poeta, para presentar a Mallol, "una joven que sin preconceptos, escribe poesía y además ejerce la docencia en la universidad".
A continuación, visiblemente emocionado, le dio la palabra a Bellessi, "una vieja amiga", quien leyó un texto corto, emocionante y contundente, donde entrelíneas, podía pasar por un ajuste de cuentas con los años 90 de la poesía local.
González, en cambio, recordó también a Nicolás Rosa; rescató sus libros y su imaginación "desmadrada" para entrar, después de una serie de juegos de palabras, a la poesía de Freidemberg, caracterizada como una forma de la mística, en el sentido de un aura original, nunca religioso.
Finalmente, Mallol reivindicó la enseñanza y el magisterio del homenajeado y reivindicó la libertad de los poetas pos90 para usar las retóricas y estilos por fuera de los dictados del canon o la moda, y ejemplificó en el autor de "Sonidos..." a un pionero en ese ejercicio.
Fuente: Télam