Al empleado que echó al falso clérigo lo mordió la angustia durante dos días hasta que se enteró de que todo había sido una farsa: fue partícipe involuntario de una cámara oculta del programa Caiga quien caiga destinada a medir la reacción de algunos hoteles en Buenos Aires y en Rosario ante situaciones como la descrita. Al parecer, en la mayoría de los hoteles tentados el actor consiguió la habitación.
El lobby del Nuevo Hotel Europeo, en San Luis al 1300, en el microcentro rosarino, estaba desierto el domingo al mediodía cuando un hombre de unos 32 años, ingresó abrazado a un chico. Vestía pantalón oscuro y camisa gris con el cuello blanco cerrado.
Alberto Marcelo Bruno, el conserje, narró la situación ayer, entre la estupefacción y el desengaño de un momento que lo perturbó. “Me pidió una habitación matrimonial. Le pregunté si debía ser doble, suponiendo que afuera estarían los padres del chico. Pero él me corrigió, y me dijo que serían ellos quienes se alojarían. No supe qué pensar, pero seguí hasta que me dijo: ‘¿Vendés preservativos?’, delante del chico.
Me dejó perplejo. Le dije que no y le pedí el DNI, no sabía qué hacer. Mientras él buscaba y le decía al nene que iban a ensayar los cánticos del coro, yo llamaba al 102 (teléfono de denuncias de maltrato infantil), pero nadie contestaba. Me dio la cédula federal mientras el nene le preguntaba: ‘¿Qué vamos a hacer?’.
Él le dijo que iba a ser como una noche de bodas. ‘¿Y cómo es?’, le preguntó. Y él le dijo: ‘Ahora te voy a mostrar’. Me pidió precio porque iban a estar unas tres horas nomás, que la factura la hiciera a nombre del Arzobispado y que en un rato iba a venir otro cura y que lo hiciera subir”.
Fuente: criticadigital.com.ar