Con esa idea y un torbellino de sensaciones se le apareció en la mente esta especie de Madame Bovary moderna que describe en su novela: Emma, una mujer de 48 años, que se dedicó de entero a su familia dejando de lado sus proyectos profesionales y de repente se encuentra, a causa de un accidente de tránsito, con una realidad que prefirió mantener alejada durante años.
Emma atropella a Ernesto, un joven ebanista de los barrios bajos de Nicaragua a quien cuida hasta que comienza a tener un romance. "Esta mujer comete adulterio pero tiene un fin diferente al convencional", apunta la escritora.
"La protagonista demuestra un poco que las mujeres hemos avanzado, que ya no vivimos las mismas tragedias y que las decisiones tomadas no tienen el efecto trágico que tuvieron para algunas heroínas del pasado. Esa fue la motivación principal de la novela", cuenta Belli.
Pero ese no es el único tópico tratado en el libro editado por Seix Barral: qué sienten las mujeres cuando ven el nido vacío, el sexo, el amor, el matrimonio y su relación con otras mujeres, son cuestiones que la autora desmembra con su pluma cargada de historias de personajes en lucha.
"El leiv motiv de toda mi obra literaria ha sido una especie de crónica de lo que significa ser mujer en los diferentes momentos de la vida y éste es uno de ellos", sentencia una Belli distendida y con ganas de ser la voz cantante de las que se mantienen en silencio.
La autora nicaragüense asegura que las "mujeres hemos evolucionado como lo hizo la farmacología; así como la píldora lo hizo con la liberación femenina, ahora tenemos tratamientos maravillosos, todo tiene arreglo", sentencia entre risas.
"La vida se ha prolongado sensiblemente -sostiene-, por eso tenemos que comenzar a cambiar la manera de pensar sobre la madurez, lo que podemos hacer o no y sobre todo dejar de pensar como viejas: se puede ser una abuela sexy".
¿Cómo ves a la mujer de estos tiempos? "La veo viento en popa pero hay que solucionar problemas bien serios como la violencia doméstica; logramos cosas extraordinarias y creo que somos cada vez más conscientes de la necesidad de educarnos, pero todavía tenemos que conformarnos con que nos den salarios más bajos que a los hombres o que no obtengamos puestos de jerarquía y sobre todo la falta de una red de asistencia a la maternidad", reivindica.
Belli apela a una mayor apertura: "Las que estamos de este lado del mundo tenemos que pensar cómo ayudar a las más explotadas, a las que están peor, la que viven obligadas a usar gurka, las que son lapidadas o ahorcadas... es tremendo, no hay que olvidarlas nunca".
Acerca de las mujeres que están al mando de un país, como Cristina Fernández de Kirchner o la brasileña Dilma Roussef, la autora de Waslala sostiene que "es positivo pero lo que necesitamos no es sólo llevarlas al poder sino lograr que esas mujeres traten de cambiar la naturaleza del poder, porque es eminentemente patriarcal".
"Me parece que el concepto de poder que tenemos está desgastado, ya que la gente no cree en la política, incluso la gobernabilidad está en crisis. Hay una crisis generalizada del concepto de Estado, de un partido, del poder y eso es bien interesante", indica la autora de El país bajo mi piel, un relato de sus memorias durante el período sandinista.
Galardonada con el Premio Casa de las Américas, Belli sostiene que "el mundo está en una crisis tremenda a nivel general y debemos poner el grano de arena donde nos toque, no es un momento de observar sino de participar con una gran generosidad de espíritu porque no creo que ninguno de nosotros vea el resultado del esfuerzo en lo inmediato".
Abuela de cinco nietos de los que presenció su nacimiento, la autora de La mujer habitada describe que la nueva novela la encontró como "tocando una gran madeja, la punta del hilo de la eternidad. Es una sensación bien bonita eso de sentir que hiciste algo que va a permanecer, más allá de los libros".
Fuente: Télam