La joven acaba de despertar de una pesadilla y su historia, difundida anteayer, en exclusiva por EL LIBERAL, es noticia nacional.
Entre 1999 y 2009 fue una esclava sexual de su padre; ultrajes que le dejaron dolor y cinco hijos, cuyos rostros generan ternura, aunque, a veces, también fastidio porque le recuerdan los abusos.
En un depósito abandonado del ferrocarril de La Cañada (Figueroa), Marina y sus siete hijos (otros dos son de otro hombre), ven pasar la vida. “Marina es el nombre que mi madre eligió al quedar embarazada de mí. Por esas cosas, nunca me pusieron ese nombre en el Registro Civil. Igual, mi familia me llama Marina”, afirma la joven de 21 años, de acuerdo a su DNI.
Un tanto ruborizada, desgrana su karma: “De adolescente él se metió en mi cama. Me violó y desangré sola. Nadie me explicó qué estaba pasándome”, relata.
Aquella niña que todos los días debía caminar diez kilómetros para estudiar en la Escuela Nº 1065 “Yacurmana”, en quichua “Cuando cae el agua”, por designio instintivo paternal, se convirtió en mujer.
“No se daba cuenta”
“De ahí en más, todas las noches me abusaba. No podía creer que mi mami no se dé cuenta. Un padre debería cuidar a su hija. No pasó eso conmigo. Se metía en mi cama. O me llevaba a buscar leña y agua. Y debía hacer las cosas en el río”, continúa.
Pasaron los meses y Marina quedó embarazada. “Las madres de mis compañeros en la escuela empezaron a quejarse. No veían bien a una alumna esperando a un hijo. Casi me corrieron de la escuela, pero las maestras me ayudaron un poquito”, destaca.
Cuando la joven retornó de la Maternidad Faustino Herrera (La Banda) con su primer hijo, inventó una pareja, a quien atribuyó el niño. La abuela materna lo creyó, ya que ella también trajo al mundo cuatro hijos y sólo Marina tiene un padre con nombre y apellido, quien fue el que finalmente la violó por años.
“Un día, mi papi, me dijo: vos vas a poder salir con otros tipos, pero también vas a tener relaciones conmigo”. Resignada, con la obediencia debida de hija sumisa, Marina aceptó.
Diez años fue hija-amante-esposa. “Él quería ser mi marido. Me celaba por todo. Así, años atrás mi mami se fue de la casa. Ahí fue más fiero porque él se adueñó más de mí. Todos los días, o cuando veía a mi pareja, sí o sí, tenía que volver y acostarme con él. Finalmente, me cansé. Con mi hermana, mi cuñado y mi novio, resolvimos denunciarlo. Fue la policía a casa. Lo detuvo. Él amenazó a todo el mundo con matar y quemar vivos a mis hijos. Todo terminó ¿o no? Espero que alguien haga justicia conmigo y poder criar a mis hijos en paz”, enfatiza.
