Los guías anunciaron el comienzo de la ceremonia, indicando que el Obispo Diocesano, Mons. Luís Urbanč, encendería el cirio, que simboliza a Cristo, luz del mundo, luego de lo cual un grupo de jóvenes encendería sus velas con la llama del cirio y la repartiría entre los presentes.
Cumplido este gesto, se hicieron unas oraciones y entonando un cántico todos ingresaron a la Catedral Basílica, Santuario de Nuestra Señora del Valle, con sus velas encendidas.
Peregrinación por la Patria
Ya en el templo, comenzó la Santa Misa presidida por Mons. Urbanč, acompañado por el Vicario General, Pbro. Julio Quiroga del Pino; el Delegado Episcopal para el Santuario y Catedral Basílica, Pbro. Domingo Chaves; el Vicario para la Pastoral, Pbro. José Antonio Díaz; el decano del Decanato Capital, Pbro. Julio Murúa; el Delegado Episcopal para la Pastoral Familiar, Pbro. Eduardo López Márquez, y el Pbro. José Gómez, junto al Diácono José Aguirre.
En la homilía, el Obispo Diocesano comenzó agradeciendo a los laicos por esta iniciativa de rendir un homenaje a la Patria, gesto que ellos como sacerdotes acompañaban.
Destacó que los laicos del país propusieron peregrinar a Santuarios dedicados a la Santísima Virgen y que por ese motivo habían llegado a Catamarca un grupo de diez personas pertenecientes al Movimiento Familiar Cristiano de Tucumán, peregrinando para pedir por la Patria. Preguntó si habían llegado más personas con este propósito y hubo varias manos levantadas como respuesta. Consideró que era una muy buena iniciativa de los bautizados el orar por la Patria y hacerlo peregrinando hacia los pies de la Virgen, porque Ella es laica, discípula misionera de su Hijo y quien nos congrega para llevarnos a Él.
Expresó luego que quienes no pudieron peregrinar hasta el Santuario podían reunirse en sus parroquias, capillas y hasta en sus propias casas, para rezar por la Patria, asumiendo un compromiso como bautizados y ciudadanos, y que esperaba que en todos los hogares esto haya sucedido así.
Dios, fuente de toda paternidad
Más adelante, Mons. Urbanč recordó que la palabra Patria viene de ‘Pater’ es decir, Padre, por lo tanto remite a Dios, fuente de toda paternidad.
“Todos tenemos como Padre a Dios, pero no sólo debemos proclamarlo sino también vivirlo. Los bautizados tenemos que hacer sentir a cada hermano la paternidad de Dios”, expresó el Obispo.
Luego tomó un párrafo de la Carta a los Efesios, que fue la segunda lectura de la Misa: “Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo”. Entonces, Mons. Urbanč expresó que cada uno tiene su propia manera de ser, su individualidad, pero una sola es la Cabeza: Cristo. “Esta figura de organismo que tiene muchos miembros, ordenados y con una Cabeza, que también nos ofrece San Pablo es una imagen para la Iglesia y para el mundo. Que él sea el Pastor que nos lleve a tener actitudes y valores que nos permitan vivir como hermanos, deponiendo intereses mezquinos y egoístas”, manifestó.
Pidamos para nuestros gobernantes
sabiduría, capacidad de diálogo
Continuando con su homilía, Mons. Urbanč expresó: “Vivimos en una Patria donde el sistema de gobierno es democrático, en el que el pueblo confía a algunas personas el gobierno, delega un mandato y esas personas tienen que responder a los intereses del bien común. Para los gobernantes tenemos que pedir sabiduría, entendimiento, capacidad de diálogo”.
“En la Iglesia la Virgen no es la cabeza. Cristo es la cabeza –continuó- y Él debe gobernar nuestras vidas. La Virgen siempre dice ‘Soy la servidora del Señor’. Ella nos convoca para llevarnos a Jesús”.
Seguidamente, el Obispo dijo: “En el Evangelio de San Juan que hemos proclamado, Jesús le pide a su Madre que nos tenga por sus hijos y a nosotros que la tengamos por Madre. María es el modelo de creyente, del discípulo misionero. Si seguimos este modelo, daremos testimonio como bautizados y como ciudadanos”.
Que la Virgen nos ayude
a purificarnos, a librarnos
“Nos hemos reunido para orar por la Patria, para vivir bajo la paternidad de Dios. Vamos a pedirle a María Santísima que nos ayude a purificarnos, a liberarnos de egoísmos, divisiones, enfrentamientos”, rogó.
Invitó a todos a eliminar las espinas de la convivencia, a pedirle a la Virgen que nos dé un corazón generoso para dar espacio al otro y no aprovecharnos de los demás. “Que no haya excluidos, ni sobrantes, sino que en esta Patria haya lugar para todos”, exhortó.
Concluyó anhelando que este gesto de oración por la Patria nos comprometa como bautizados a ser mejores ciudadanos.
Seis años para renovarnos
Continuó la Santa Misa con el templo lleno –ornamentado con los colores papales y patrios- y hacia el final Mons. Urbanč recordó que las celebraciones del Bicentenario se extienden desde este 1910 y hasta 1916, indicando que tenemos seis años para vivificar la Patria.
Luego de la celebración eucarística, se realizó un acto cultural organizado por el laicado organizado de la Diócesis, en el Paseo de la Fe.
En la parroquia San Pío X
También la parroquia San Pío X, ubicada en el barrio Libertador II de la ciudad capital, realizó su homenaje a la Patria, ya que una de las capillas de esa jurisdicción tiene como Patrona a la Virgen de Luján. Desde ese templo, alrededor de las 9.45, salió la Imagen en procesión, acompañada por alumnos de las escuelas de la zona y de la catequesis, junto con los vecinos del sector.
Una vez en el atrio del templo parroquial se llevó a cabo un acto que se desarrolló durante el resto de la jornada. Hubo feria de platos, presentación de números artísticos; izamiento y arriamiento de las banderas Argentina, Papal y de la Ciudad; entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino, con la interpretación de la Banda de Música de la municipalidad local; y se concretó el paso de la Imagen de la Virgen de Luján alrededor de la plaza Tinkunaku, ubicada frente al templo de San Pío X, creador de la Diócesis de Catamarca. Una gran fiesta popular de fe, en homenaje a la Patrona de los argentinos y a la Patria, en su Bicentenario.
