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Jueves 25 de Abril de 2024
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Homenajes a Octavio Paz a cien años de su nacimiento

A cien años del nacimiento del ensayista y poeta mexicano Octavio Paz (1914-1998), su figura fue homenajeada hoy con un coloquio en la Fundación Proa con la presencia de los escritores Edgardo Cozarinsky, Miguel Espejo y Rafael Toriz, organizado por la embajada de México y la editorial Fondo de Cultura Económica.
Buenos Aires se sumó así a la ola de homenajes rendidos en los últimos días al escritor esencial de las letras mexicanas modernas y Premio Nobel de Literatura, aunque hay que admitir que un manto de luto tiñó la conmemoración ya que ayer falleció la única hija del autor, Helena Paz.

Un siglo después del nacimiento del autor de "El laberinto de la soledad" y "Libertad bajo palabra", el ´doodle´ de Google estuvo dedicado hoy al poeta nacido en Ciudad de México: se puede ver a Octavio Paz dibujando sobre el firmamento un laberinto, una referencia a una de sus obras más emblemáticas.

La literatura de Paz, robustecida por el paso del tiempo, sigue siendo una obra fecunda, abierta al diálogo críticoa con la pluralidad de las visiones del mundo, y así lo demostró el debate que tuvo lugar en el Auditorio de Proa, presentado por la ministra de la Embajada de México, María Teresa Mercado y Alejandro Archain, gerente general del Fondo de Cultura Económica, editorial que este año planea reeditar sus obras completas.

"Su poesía sigue muy vigente. Paz participaba del mundo de las ideas de una manera comprometida y activa. Nada tenía de Paz, se amparaba en su nombre para ser guerrero, polémico y combativo", dijo la moderadora del encuentro, Silvia Hopenhayn, sobre este escritor nacido el 31 de marzo de 1914, en plena Revolución Mexicana, y cuyo padre trabajó como escribano y abogado para el líder revolucionario Emiliano Zapata.

"Es un poeta excepcional de nuestra lengua, dueño de una poesía que abarca experiencias y estéticas muy discursivas. Se abocaba sobre el mundo con una capacidad de cuestionamiento inmensa", señaló el ensayista Miguel Espejo, cercano a Paz durante su exilio en México.

"Tuve la suerte de conversar en varias oportunidades con él. En todos sus libros Paz ha sido criticado por ser desparejo y por abordar un espectro demasiado amplio en lo poético, pero no se puede negar que en todos sus libros hay poemas excepcionales".

Para Rafael Toriz, es indispensable recordar que "Paz fue uno de los primeros traductores de Pessoa, un poeta telúrico, metafísico. Me apasiona el Paz de su periodo surrealista que, por ejemplo, en uno de sus poemas busca un ramillete de ojos azules para regalar a su novia. Decía que la poesía es un eterno péndulo entre el sonido y el sentido".

Toriz es uno de los escritores jóvenes más destacados y galardonados dentro y fuera México, notable por la solidez de sus análisis y la originalidad de sus reflexiones, que le han valido el reconocimiento de la crítica.

"Mi descubrimiento de Paz fue mi descubrimiento de México -dijo por su parte el escritor y cineasta argentino Edgardo Cozarisnky-. De joven leí ´El laberinto de la soledad´ y me descubrió a un mundo complejo, lleno de fantasía e irrealidad".

"Pero además -prosiguió-, como porteño, sentí la inmensa riqueza de lo que significaba el diálogo de culturas, el aporte prehispánico, y la carencia -en su correlato con Argentina- donde los pueblos originarios no habían llegado a desarrollar una cultura tan rica y fértil. Me hizo reflexionar mucho. Sin embargo, fue mucho más tarde que descubrí al Paz que me deslumbró".

Para Cozarinsky, el mexicano era "un gran transmisor cultural" y profesaba "amor hacia las culturas diferentes, no veía a las otras culturas con sometimiento sino con reconocimiento", esbozó el autor de "La novia de Odessa".

Cozarinsky conoció a Octavio Paz durante sus años en París, y como puede cotejarse en su libro "Nuevo museo del chisme", fue una sensibilidad literaria que, en tanto ensayista, guarda una notable afinidad con la obra del nobel mexicano.

La anécdota hilarante llegó por parte del joven mexicano Toriz, quien recordó un relato de Guillermo Cabrera Infante, quien "llevó un pastel de marihuana a una reunión con Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Octavio Paz, pero nunca les avisó de qué estaba hecha".

"Todos comenzaron a comer y recién ahí Cabrera Infante confesó los ingredientes secretos del pastel. Vargas Llosa buscó inmediatamente el excusado más cercano, Carlos Fuentes se enojó y protestó porque no le habían avisado y Octavio Paz fue el único que cortó un pedazo más y se lo comió de un bocado. Creo que eso define su personalidad y su actitud", señaló

El coloquio destinado a repasar su obra literaria, su acontecer político y cultural y su herencia simbólica y estética, finalizó con un festejo en la terraza de la Fundación Proa, con canciones de mariachis, nachos con guacamole y tequila.

Fuente: Télam

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