Catamarca
Viernes 29 de Marzo de 2024
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Horacio Salas y sus "Conversaciones Con Raúl González Tuñón"

En su libro "Conversaciones con Raúl González Tuñón", el escritor Horacio Salas logra reunir al joven bohemio, al corresponsal de guerra, al viajero por puertos y barricadas que al tiempo que brindó una obra en sintonía con las corrientes innovadoras, sostuvo una idea de justicia fundada en la dignidad recíproca.
La reedición del libro a cargo del Grupo Editor del Sur -existe una primera edición de 1975, agotada - vuelve a poner en circulación la voz de un testigo lúcido del siglo XX y una conflictividad que lo lleva de las vanguardias estéticas a su corresponsalía en frentes de guerra.

Nacido en 1905 en Buenos Aires y fallecido en la misma ciudad en 1974, Tuñón perteneció al grupo literario "Florida", colaboró en "Martín Fierro" -revista emblemática de las búsquedas de ruptura de los años ´20- sacó su propia publicación: "Contra", escribió para el diario "Crítica" y estuvo entre los fundadores del diario chileno "El Siglo".

Uno de los méritos de Salas -autor de los libros de poesía "Mate pastor", "Gajes del oficio" y "Línea de puntos", entre otros muchos- es haber propiciado un clima distendido para el desarrollo de estas charlas que dejan la sensación de una respiración palpable.

Salas considera que "Tiene el valor del rescate de su palabra, de sus tics verbales, de su cadencia. Eran charlas autobiográficas: las opiniones eran las suyas".

De las especificidades del reportaje se sirve Salas para señalar diferencias con sus biografías de Jorge Luis Borges y de Homero Manzi: "Sí, porque esos libros me llevaron mucho tiempo de investigación y de análisis, mientras que en las conversaciones hablaba Tuñón; con sus recuerdos me contaba su vida".

Al autor del ensayo "El Tango" no se le escapa el porteñismo de su personaje, habitué de fondines: "La bohemia se practicaba en cafetines y restaurantes "de mala muerte como ´El Puchero misterioso´, donde se podía comer por monedas; Raúl se quedaba, como otros compañeros de ´Crítica´ a charlar hasta la aparición de las primeras luces".

La bohemia incluye su fama como bailarín: "Hay que tener en cuenta que en los 20 los porteños, sin excepción de clases sociales, bailaban el tango; Raúl era bailarín, pero no de peringundines o bailongos; como Leopoldo Marechal y Ricardo Güiraldes, eran bailarines de excepción en sitios bacanes como el ´Tabarís´, siempre invitados".

La amistad ocupó un lugar primordial en la vida de Tuñón: "El gran orgullo de Raúl no era su obra, sino sus amistades. Recordarlas lo hacía feliz, la memoria lo encendía; transmitía hasta los más ínfimos detalles elogiosos de quienes fueron sus amigos".

Otra característica de "Conversaciones con Raúl González Tuñón" radica en los poemas que ilustran el anecdotario y funcionan como el botón de muestra de una obra profusa que se inició en 1926 con el desenfado de "El violín del diablo" y culminó, de alguna manera, con la nostalgia del libro póstumo, "El banco de plaza".

Para permitir esa doble lectura, dice Salas: "Agregué fragmentos de poemas que hacían referencia a lo que contaba Raúl, y al final puse un apéndice con sus poemas emblemáticos completos como ´Eche veinte centavos en la ranura´ y los adjudicados a su alter ego, ´Juancito Caminador´, además de cartas, notas y el poema que le dedica en 1935 nada menos que el poeta español Miguel Hernández".

Así, el libro ofrece un panorama del amplio registro expresivo de Tuñón; un lenguaje abierto a la descripción, las imágenes en cámara rápida, el diálogo con el interlocutor, la anécdota anudada a la fantasía.

Las páginas de "Conversaciones con Raúl González Tuñón", dan noticias de un tren fabuloso conducido por un poeta prestidigitador buscando el camino de las islas perdidas; de este modo destaca un aspecto esencial de la vida del autor de "La calle del agujero en la media": el viaje. Al respecto sostiene Salas:

"Botana, fundador del diario ´Crítica´, decía que había que dejarlo volar, que anduviera en la calle; de ahí que como periodista, en distintos medios fuera el elegido para viajar. Raúl recordaba bien sus visitas a las provincias y su labor en 1932 en las trincheras de la guerra del Chaco -entre Bolivia y Paraguay-; conflicto que fue su primer contacto ´con la guerra en toda su crueldad´".

Tras subrayar que también lo marcó el viaje a París en 1929, concluye Salas aludiendo a la experiencia que dio origen a uno de sus libros, "La Rosa Blindada": la España de los años 30, donde "fue corresponsal de la guerra civil y participó en el II Congreso de Escritores Antifascistas; esa experiencia, según me dijo, fue decisiva para él, como poeta, periodista y hombre de su tiempo".

Fuente: Télam

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