La historia se desarrolla en tres épocas: el 70, el 80 y lo que queda de la dictadura en el presente. Esos tiempos aparecen mezclados, sobre todo cuando se aborda el tiempo actual y el lector percibe que nada termina cuando los hechos lo indican. La dictadura ha dejado huellas tan profundas que una y otra vez los personajes tropiezan con ellas, como si se tratara de un pasado que no se resigna a retirarse de manera definitiva. El Hospital Posadas, el verdadero, el que se yergue en el Palomar como si fuese un fantasma gigante plagado de marcas de época, fue tomado por los militares poco después del golpe y convertido en un centro de violencia y horror. "Entraron al hospital -escribe Consiglio- con una multitud de soldados. Usaron tanquetas, helicópteros y unimogs. Desde el comienzo, el factor fue la desmesura. La desmesura y el apremio. Nada, dijo alguien. Apostaron a la confusión: ordenaron al personal que se formara en filas, aunque fueran civiles. El aire se cargó de órdenes". Lo que vino después forma parte de las peores páginas de nuestra historia, no hace falta ahondar en detalles: los secuestros, las torturas, los partos clandestinos, las violaciones y la desaparición de personas formaron parte del paisaje cotidiano.
Fuente: Télam