La celebración, destinada a autoridades, invitados especiales y la prensa, comenzó a la tarde con la partida de la Modesta Victoria del Puerto Pañuelo, sobre el lago Nahuel Huapi, y un paseo hasta la isla Centinela, donde descansan los restos del perito Francisco Pascasio Moreno.
En el muelle, los pasajeros y tripulación fueron recibidos por la banda de música de la Escuela Militar de Montaña del Ejército, cuyos acordes acompañaron el embarque.
La nave construida en Amsterdam y botada en 1938 en Bariloche, partió bajo un cielo despejado y la estela blanca de sus dos modernos motores resaltaba en las oscuras aguas azules del lago, bordeado en esta época por el verde intenso del bosque andino patagónico, con sus brillantes manchones amarillos de las retamas en flor por doquier.
El barco, que con sus invitados no llegó a cubrir sus capacidad de 300 pasajeros, fue acompañado en este recorrido por una nave de la Prefectura Naval y el catamarán Victoria Andina, de la firma Turisur, también propietaria de la Modesta Victoria.
Al llegar a la pequeña isla Centinela, que surge como un matorral verde de coihues y ñires en el lago y donde flamea permanentemente una bandera argentina sobre la tumba del Perito Moreno, el capitán Enrique Pérez hizo sonar la sirena en homenaje al impulsor de los parques nacionales en el país, como lo hace cada vez que la nave pasa por el lugar.
El Perito Moreno -de cuya muerte se cumplieron 94 años el 22 pasado- colaboró con sus conocimientos a que un laudo internacional por cuestiones limítrofes con Chile dejara del lado argentino buena parte de lo que hoy es el Parque Nacional Nahuel Huapi.
Tras el laudo de la corona británica, el Estado le otorgó tierras pero él las donó para la creación de una reserva nacional que fue el origen de los Parques Nacionales argentinos, y luego de permanecer en el cementerio porteño de La Recoleta, sus restos fueron llevados a la isla Centinela, donde también reposan los de su esposa, María Ana Varela, y su hijo Eduardo.
Durante el viaje se rindieron homenajes y se entregaron diplomas a Héctor Washington Ibáñez, de 83 años, quien es el extripulante de mayor edad de los que tuvo la Modesta Victoria.
También se otorgaron diplomas de distinción a los vecinos Hugo Jung y Enrique David, quienes sin ser miembros de la tripulación, en 1958 salvaron de la destrucción por el fuego a la Modesta Victoria, cuando se incendió el muelle en que estaba amarrada y ellos cortaron los cables, lo que permitió a un timonel alejarla de las llamas.
La celebración, destinada a autoridades, invitados especiales y la prensa, comenzó a la tarde con la partida de la Modesta Victoria del Puerto Pañuelo
Tras el retorno al puerto, con un frío viento andino al caer el sol, la celebración se trasladó al hotel Llao Llao, en cuyo salón del mismo nombre se desarrolló un cóctel de gala, que se prolongó hasta la medianoche.
Además de quienes viajaron en el paseo de cumpleaños del Modesta Victoria, allí estuvieron el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck; la intendenta de Bariloche, María Eugenia Martini; el presidente de Parques Nacionales, Carlos Corvalán, y el jefe de Asesores del Ministerio de Turismo, Darío Cervini, entre otras autoridades.
El artista plástico Pablo Bernasconi donó varias obras de su autoría con el Modesta Victoria como motivo central, que fueron recibidos por autoridades municipales, de Parques Nacionales y del Ministerio de Turismo.
En la oportunidad se recordó al arquitecto Bustillo, quien diseñó este hotel ubicado a 25 kilómetros del centro de Bariloche, junto a los lagos Nahuel Huapi y Moreno y el paisaje único de los valles andino patagónicos.
Bustillo fue uno de los pioneros que, tras la llegada del ferrocarril a Bariloche y la sanción de la Ley de Parques Nacionales, llegó desde Buenos Aires para buscar el lugar adecuado para construir un hotel y campo de golf.
En el grupo que acompañaba al arquitecto estaba el experto en golf Alberto del Solar Dorrego, y todos coincidieron en que la colina entre los dos lagos y un llano vecino, con el entorno de lagos y montañas, eran los sitios ideales para el hotel y el "green".
El edificio fue construido en estilo canadiense con troncos de cipreses a la vista, sobre basamento de piedras, tejuelas de alerce en los techos e interior totalmente alfombrado, salvo en el hoy Salón Bustillo, donde se mantuvo la madera del piso para conservar su acústica.
Con una superficie construida de 16.000 metros cuadrados, 132 habitaciones de lujo, jardines y el campo de golf de nueve hoyos era una obra única en la Patagonia y el país.
Sin embargo, el hotel original fue destruido por un incendio al año siguiente de su inauguración, pero con el empuje que caracterizaba a estos pioneros, y los medios necesarios, fue reconstruido y reabierto en 1940.
En la actualidad, tras ser declarado Monumento Histórico Municipal de Bariloche, su superficie construida es de 26.000 metros cuadrados, al incorporarse el Ala Moreno, que debido a esa jerarquía otorgada por el municipio mantiene el estilo del edificio original, el Ala Bustillo.
La cancha de golf cuenta ahora con 18 hoyos y dispone de más de 300 habitaciones y una cabaña, con precios que oscilan desde los 1.200 a los 13.000 pesos por noche.
El martes último, el ministro de Turismo, Enrique Meyer, otorgó al Hotel Llao Llao y a la firma Turisur (dueña del Modesta Victoria) sendos certificados Marca País, por llegar ambos a sus 75 años y por ajustarse a parámetros de excelencia en sus servicios.
Fuente: Télam
