Los eclipses han sido hábilmente manipulados en la historia con diferentes motivos. Uno de ellos, también de Luna, el 14 de septiembre de 1494, fue aprovechado por Cristóbal Colón para comprobar la esfericidad de la Tierra ya enunciada por Ptolomeo, y posteriormente calcular el que ocurriría el día 29 de febrero del 1504 lo cual le sirvió para amedrentar a los indígenas en Jamaica y lograr que les dieran los víveres que los mismos se negaban a proporcionarles.
Los eclipses, para la Astrología, se consideran importantes cuando ocurren dentro o antes de la fecha de nacimiento y coinciden con determinados aspectos de la Carta Natal, asimismo, los de Sol, tienden a indicar los lugares del mundo donde habrá influencia de esa persona, sobre todo si es un emperador, presidente, rey, o dictador. Por cierto, la primera semana de enero tendremos el primer eclipse solar en el signo de Capricornio.
Por ejemplo, el eclipse solar del 29 de febrero del año 357 que ocurrió en el llamado “Mediocielo” de la Carta Natal de Alejandro el Magno, se extendió por Egipto, Mesopotamia y las áreas que posteriormente constituirían el imperio de Alejandro. Otros eclipses marcaron el nacimiento de Carlos Marx y su sombra se extendió entonces por el imperio ruso, precisamente el área que estaría bajo la ideología comunista.
Como sabemos, la Luna ejerce una influencia única sobre los líquidos y es la causante de las mareas en la Tierra. El efecto de un eclipse, en un signo, según la Astrología, tiene que ver más bien con la posición del mismo en la Carta Natal de una persona, sobre todo si ocurre en lo que se llama el “Mediocielo” o si crea aspectos con la Luna, el Sol y el Ascendente.
Fuente: 26noticias.com.ar