En la década del 50 el periodista Herb Caen comienza a escribir unas columnas en el "San Francisco Chronicle" dedicadas a la actualidad de su ciudad. Es él quien por primera vez, en 1958, denomina "Beatniks" a ese movimiento literario que estaba en contra del modo de vida norteamericano, que promovía el amor libre y que recibía fuertes influencias de las religiones orientales, encabezado por Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. Los títulos más emblemáticos de esta corriente son "En el camino", "El almuerzo desnudo" y "Aullidos y otros poemas". Muchos críticos e historiadores colocan a Selby Junior dentro de este grupo. Aunque su vida avanzó paralela a ellos, la realidad es que su escritura fue más radical y violenta. Otros, lo valoran como el precursor de lo que luego se denominaría "Realismo sucio".
Selby Junior estuvo diez años para escribir "Un dólar al día", "La reina ha muerto", "Y con el niño, tres", "Tralala", "Huelga" y "Fin del mundo", los seis relatos que ligeramente se relacionan entre sí en lugares geográficos o en cruces de personajes y que componen la novela "Última salida para Brooklyn".
El libro retrata un barrio marginal, el "Red Hook" en la década del 50, a sus hombres parados, a sus mujeres desganadas, a sus prostitutas, sus travestidos, sus delincuentes juveniles, unidos todos por el engaño, la miseria, la degradación, las drogas, el alcohol, el tabaco y, sobretodo, la violencia en todas sus formas, la verbal, la psicológica, la moral y la física, esta última extrema.
Editada en 1946, "Última salida para Brooklyn" fue prohibida en varios países y su autor fue enjuiciado por obscenidad en Gran Bretaña. Selby Junior estaba obsesionado con dejar por escrito la más detallada descripción de la oscuridad que vive en la naturaleza humana y a demostrar que nuestro peor enemigo vive dentro de nosotros. Leer un libro de Selby Junior es para el lector una situación ambigua: por un lado fascina su prosa, lo certero de la construcción de la historia, la potencia de los personajes; por otro lado está lo otro, eso que algunos llaman la gran pesadilla americana.
Fuente: Télam