Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Imagina que eres infeliz

El escritor francés David Foenkinos, celebrado por la novela La delicadeza (2009) y largamente premiado, se propuso novelar la vida de John Lennon contada en primera persona por el mismo John.
Para eso utiliza el recurso no demasiado ingenioso (quizá lo único que se le puede reclamar a Foenkinos) de transcribir improbables sesiones ante un sicólogo, donde Lennon deja fluir el relato de sus pesares, tanto los evidentes como los secretos. El resultado es una novela dolorosa y casi siempre deslumbrante donde, aún bajo la plena certeza de que no es Lennon el que cuenta su vida, asistimos a la desnudez del hombre que admiramos y queremos ("soy tan famoso que mi vida pertenece a todos").

La veintena de sesiones se dan entre la espera por el nacimiento de su hijo Sean, y los cinco años posteriores, cuando lejos de la locura de la beatlemanía, Lennon pasa el tiempo meditando y cocinando su propio pan. Es la época de la separación de catorce meses de Yoko Ono, de las colaboraciones con Bowie, Dylan, Elton John, de Imagine y de la reconciliación con Paul McCartney. La inteligencia de Foenkinos se da en la elección de la estructura del libro, una sutil combinación de hechos reales comprobables, fáciles de detectar en biografías del grupo, o que persisten en la memoria de muchos de nosotros, alternada con confesiones novedosas que terminan por mostrarnos a un hombre herido desde pequeño por la ausencia primero y la pérdida después de la madre, y por no contar con la cercanía de un padre fantasmal, un marinero (y no uno que peleaba contra piratas como soñaba él, sino un camarero de barcos), que cuando reaparece definitivamente es para declarar en los diarios que su hijo millonario lo tiene sumergido en la pobreza, y para anunciar poco después la salida de un disco propio llamado "That´s my life", justo en el momento en que The Beatles estaba por lanzar Rubber Soul que incluía el tema biográfico de Lennon "In my life". Pero el dolor es incluso anterior a la desaparición de sus padres y a la obligada convivencia con la estoica tía Mimí, mujer a la que los amantes de la música le debemos tanto.


Lennon en la versión de Foenkinos cree que su dolor nace de la frustración de haber obligado a que sus padres, cantantes amateurs, se hayan visto obligados a dejar de cantar por culpa de su nacimiento. Es el nacimiento como una muerte. Y de fondo, una guerra mundial. O saber que tenía una hermana nacida de una relación ocasional de la madre, a la que luego buscó sin suerte. "Todo el mundo quería ser mi hermana, hasta hombres", dice Lennon, ignorando que su hermana nunca se dio a conocer para no herir los sentimientos de sus padres adoptivos. Pérdidas y pérdidas. Una vida de pérdidas, de dolores que este hombre que cambió el siglo XX logra neutralizar en parte al formar The Beatles.

"El cimiento del grupo es mi soledad. Mi necesidad de convivir con ellos para sobrevivir", confiesa. A partir de allí, la historia más conocida: la fama, la locura colectiva, las omnipresentes drogas, los pocos años que cambiarían el mundo de la música pop, y del mundo todo, que una mañana se despertaba tarareando la sencilla y bailable Love Me Do, y poco después presenciaría con la boca abierta las innovaciones que aún hacen escuela del Sargento Pepper. Algunos pocos años, media docena de discos y el mundo patas para arriba. El tránsito sin anestesia de un mundo gris a un mundo de infinitos colores.




Fuente: Télam

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