Durante el acto de apertura, el secretario de Cultura, Jorge Coscia, señaló anoche que el lugar fue creado con el objetivo de albergar obra de ilustradores y caricaturistas que "no tienen ninguna posibilidad de acceder a otros sitios de exhibición en el país".
Es decir, "un ámbito inclusivo para promover bienes simbólicos producidos por colectivos culturales y artistas populares, a través de una programación que promueva el encuentro, la reflexión social y rescate la capacidad transformadora del arte y el pensamiento apreciando la diversidad cultural de Argentina".
Tras subrayar "la puesta en valor y recuperación del frente y espacios internos de la sede Monserrat", Coscia celebró a quienes, como Caloi, "dejan la ausencia llena de cosas, de creatividad y de historias", y destacó este homenaje con "un espacio que lleva su nombre como definición, relacionando su trayectoria y compromiso identitario con un país justo, libre y soberano".
Dividido en tres sectores, las puertas del nuevo espacio dan a una sala expositiva donde ahora se ven algunas de las caricaturas más populares de Caloi; siguiendo por un pasillo forrado con fotos documentales, que da a un salón final en el que se proyectan videos y películas de animación recuperadas de "Caloi en su tinta", el programa televisivo dedicado a divulgar cortometrajes de animación e historieta que creó en los 90 demostrando que la TV podía ser un instrumento pedagógico.
Carlos Loiseau, Caloi, manifestó a través de más de 10.000 tiras el pulso diario de una ciudad que adoptó como propia -salteño de origen y porteño por elección-, para contar con humor una historia marcada por desventuras en tiempos de dictadura y esperanzas con la llegada de la democracia.
Falleció a los 63 años el 8 de mayo último como consecuencia de un cáncer y fue también el creador de "Anima Buenos Aires", largometraje estrenado una semana antes de su muerte y recientemente premiado en el festival de cine de La Habana.
Personalidad destacada de la cultura y ciudadano ilustre entre otras muchas distinciones, su creación icónica, Clemente, fue declarada patrimonio cultural porteño.
El querible personaje nació en 1973 cuando intentaba realizar una tira fresca y absurda, pero cobró protagonismo con el golpe de 1976, revelándose a la censura con giros poéticos como la famosa guerra de papelitos que le ganó a José María Muñoz en el Mundial de Fútbol 78, el relator radial oficialista que se oponía a esta costumbre.
Fuente: Télam