Es por ello que los materiales para la construcción del templo fueron trasladados de esta forma, adquiriendo un valor material y sobre todo espiritual muy importante desde la vida de la fe.
Desde la parroquia de San Antonio de Padua, cuyo párroco concurre anualmente acompañado por misioneros llevando además de alimentos y la asistencia sacerdotal, se puso en marca una campaña para dotar de bancos al templo, que serán armados en el lugar, pero para ello se requiere la colaboración de la madera y los elementos necesarios para dicho armado. Cada banco tiene un costo de $ 78, encontrándose en la parroquia una alcancía para recibir las contribuciones solidarias.