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Miercoles 24 de Abril de 2024
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Infobae.com, en el viaje inaugural del crucero más grande del mundo

Con un peso cuatro veces mayor al del Titanic, Allure of the Seas tiene capacidad para 5.400 pasajeros y ofrece todo tipo de placeres en alta mar.
(DIARIOC, 25/11/2010) Allure of the Seas, el último de los cruceros de Royal Caribbean, tiene todo lo necesario para ser feliz mar adentro. Destino vacacional en sí mismo, posee restaurantes de primer nivel, piletas con olas para hacer surf, pista de patinaje sobre hielo, un anfiteatro acuático, una plaza repleta de plantas y la posibilidad de ver musicales al mejor estilo Broadway.


La majestuosa embarcación, que quedó lista hace un par de semanas, zarpó el martes desde Fort Lauderdale, en Florida, en un viaje pre inaugural con periodistas e invitados especiales del mundo al mando del argentino Hernán Zini, un marino oriundo de San Fernando.

Los números del Allure impresionan: pesa 225.282 toneladas, tiene una capacidad para 5.400 pasajeros y cuenta con 16 cubiertas y 2.700 camarotes. Su tamaño es cuatro veces mayor al del Titanic y mide 65 metros de alto y 360 metros de largo.

Para todos los gustos
Es imposible aburrirse a bordo del inmenso gemelo del Oasis of the Seas (dicen éste es tan sólo un poco más grande), que tiene siete áreas temáticas con actividades para todos los gustos. Una de las mayores ventajas que ofrece esta ciudad flotante es que permite hacer todo o nada a la vez y, lo mejor de todo, es que el ocio no causa ningún tipo de remordimiento.

Si lo que se busca es un poco de paz y tranquilidad el Central Park, con más de 15.000 plantas y flores naturales plantadas por cientos de jardineros en los días previos a la inauguración, le aporta la cuota de verde a esta ciudad flotante. Incluso hay allí una galería de arte del brasileño Romero Britto donde se venden sus coloridas piezas y souvenirs.

La zona deportiva y de piscinas, que se llena de gente cuando el sol pega fuerte en los múltiples decks del solarium, cuenta con un parque acuático para niños, cuatro grandes piletas, cancha de basquet, minigolf, un muro para escalar y hasta dos simuladores de olas para surfear además de los diferentes bares al aire donde se sirven, entre otras cosas, deliciosas piñas coladas.

También a cielo abierto, ubicado en popa, se encuentra una de las áreas más impresionantes del barco: el AquaTheater es el primer anfiteatro donde se puede disfrutar de todo tipo de espectáculos acuáticos de día y de noche.

El Allure satisface todas las necesidades. Por eso la embarcación cuenta con un área para saciar las ansias de shopping que pueden surgir en medio del ocio. La Royal Promerade es una especie de avenida principal con comercios y tiendas en las que pueden encontrar, por ejemplo, un Guess Accesories.

Hay a su vez locales donde comprar ropa y complementos, algún que otro souvenir y hasta una perfumería en la que las mujeres más coquetas podrán hacerse de lo último en maquillaje y fragancias.

Quienes busquen relax tienen en este barco una especie de oasis. La zona del spa ofrece masajes para disfrutar sólo o en pareja, tratamientos estéticos como el blanqueamiento de dientes, la aplicación de botox u otras sustancias anti arrugas o la depilación con cera (cabe aclarar que en este caso los precios son elevados: la pierna entera cuesta casi cien dólares y las axilas, u$s24).

Siempre hay algunos que sienten un poquito de culpa y desean quemar las calorías consumidas en jornadas atiborradas de placeres gastronómicos. Para ellos está el inmenso Fitness Center, un gimnasio con más de 150 máquinas con tecnología y, a cambio de algunos dólares, se puede contratar un personal trainer o tomar clases de pilates, kickboxing, yoga o spinning.

Si hay algo que caracteriza al Allure of the Seas es su orientación a toda la familia. Aquí los niños tienen tanto como los adultos para pasarla de maravillas.

Personajes de DreamWorks como Shrek, Fiona, el Gato con botas o Kung Fu Panda se pasean por la cubierta junto a la tripulación y hasta acompañan a los chicos a la hora del desayuno. Además de diferentes juegos en distintos rincones de la embarcación, hay una tradicional calesita en el centro del Boardwalk, una de las áreas preferidas por las familias con pequeños.

Todo está perfectamente monitoreado y planificado en un viaje donde el pasajero es constantemente sorprendido. Por eso, antes de ir a dormir, cada uno recibe en su habitación una especie de diario donde se detallan las actividades diurnas y nocturnas (se hacen ferias, desfiles y todo tipo de actividades para entretener al público) clima del día siguiente y hasta el dress code de los distintos restaurantes.

Manjares en altamar
Uno de los grandes atractivos del Allure of the Seas es su variedad gastronómica. ¿Lo más novedoso? Un Starbucks a bordo y el bar Rising Tide, un restaurante sobre una plataforma elíptica con espacio para cincuenta clientes y que asciende y desciende una distancia vertical de 10 metros.

Entre los locales más populares para desayunar y almorzar figura el Solarium Bistro, restaurante casual estilo buffet para comer desde ensaladas, pastas, hamburguesas o hot dogs hasta langostas o camarones. Quienes prefieran comer a la carta encontrarán en Adagio Main Dining Room la mejor propuesta.

Si bien casi todos los restaurantes forman parte del régimen all inclusive, para sentarse en algunos como el exquisito 150 Central Park o en la trattoria Giovanni´s Table habrá que sacar la billetera y desembolsar un par de billetes (lo que se paga es sólo una reserva que parte de entre diez y quince dólares).

Lo cierto es que el Allure of the Seas tiene manjares para todos los gustos: bar de tapas, comida mexicana, italiana, asiática, la clásica steak house, locales de donuts, heladerías y hasta las infaltables cupcakes de colores, tan de moda en estos días.

Cuando cae el sol
Con tanta actividad a bordo el día se pasa rapidísimo. Para despedirlo, nada mejor que mirar el atardecer desde la cubierta del barco, sentado en algún bar con una piña colada en mano, o ver cómo el sol se pone desde el balcón del camarote.

Pero la jornada está lejos de terminarse. Tras un baño y un breve descanso, habrá que arreglarse y producirse para una velada inolvidable. Nada de andar desaliñado por una embarcación tan magnifica como The Allure. Por eso, además de llevarse lindos vestidos de cocktail, las mujeres podrán pasar por la peluquería o realizarse un buen maquillaje con los profesionales a bordo.

Un snack, un appetaizer y una rica cena se convierten en la antesala perfecta para los imperdibles espectáculos a bordo. Si todavía a alguien le quedan ganas y energías para sociabilizar o mover un poco el esqueleto, siempre está la opción del casino, de escuchar una banda de jazz o soul o de bailar en la discoteca. Y luego, acostarse a dormir con el ruido de mar de fondo y levantarse horas más tarde para vivir otro día en un paraíso donde nada está librado al azar.

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