De lunes a viernes, como estampa estrambótica, lleva incorporados 800 tatuajes con las imágenes de su madre, una hermana, escudos de Sarmiento, Arsenal de Sarandí; rostros del legendario grupo de rock Iron Maiden, un oso panda y de El Principito.
Así, cumple religiosamente su labor de docente en la escuela Nº 677, barrio San Martín.
De arraigado apego a la coherencia entre palabras y actos, de lunes a viernes instruye a los chicos del 5to. grado C (Matemáticas); también asiste a los otros 5to. “A” y “B”.
Cuenta que nació el 4 de abril de 1968: “Accidentalmente, mi madre (santiagueña) dio a luz en el Hospital Regional; mi padre es un paraguayo. Los médicos no la dejaron salir del país, porque el embarazo asomaba de alto riesgo”.
“Me llevaron a Buenos Aires; a los 2 años me trajeron para acá; de aquí me deportaron a los 7; y mi madre me corrió a los 17 porque abandoné los estudios”.
Bautismo y obnubilado Con diez años, el pequeño Lucas se topó con un ex presidiario tumbero que le llamó la atención: “Tenía una mariposa gigante en el pecho. Le llamé `mariposa` y el vago se me vino encima y me golpeó. Que se yo, habrá pensado que me mofaba de su sexualidad” dijo a El Liberal.
A los 18 arrancó su romance con los tatuajes y poco después, con la docencia. “Ingresé el 4 de mayo de 1990 a la escuela doctor Carlos Coronel. Desde abril de 1992 que estoy en esta institución; es una profesión que amo con el alma”.
Jiménez explica que su relación con los chicos “es lo más natural y espontánea” asegura. “Soy de la época en que me hacían arrodillar en el maíz. Mi psicóloga era una goma alargada de un lavarropas viejo”.
Fuente/ www.26noticias.com.ar
luCas GRANDE PROFE!!.
Por: Pedro palavecino el 09-10-2008 a las 22:40