Luego de la Comunión, el Santísimo Sacramento fue trasladado en procesión por el interior del templo catedralicio, hasta el llamado "Altar de la reserva" o "Monumento", un altar que se coloca ex profeso para esta ceremonia, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía.
En ese altar, ubicado en una de las naves laterales del Santuario Mariano, recibió la adoración de los fieles durante la noche.