Es de recordar que en el cementerio local fueron sepultados miles de santos inocentes a los que se les debe veneración, como a todos los santos y santas del cielo.
Narración bíblica
Leemos en el Evangelio de San Mateo (2, 13-13), que el Rey Herodes mandó matar a los niños de Belén menores de dos años al sentirse burlado por los magos de Oriente que habían llegado para saludar a un recién nacido de estirpe regia.
A partir del siglo IV, se estableció una fiesta para venerar a estos niños, muertos como "mártires" en sustitución de Jesús. La devoción hizo el resto. En la iconografía se les representa como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas (alusión a su martirio). La tradición concibe su muerte como "bautismo de sangre" (Rm 6, 3) y preámbulo al "éxodo cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo en Egipto antes de su salida de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios (Ex 3,10; Mt 2,13-14). En nuestro tiempo continúa la masacre de inocentes. Millones son masacrados por el aborto, millones más mueren abandonados al hambre u otras formas de martirio.