Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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Jiri Orten, el Rimbaud de Praga

"Cuando los condenados a muerte/pueden manifestar su último deseo/y no piden la vida, sepan/ que es sólo por piedad, por pudor y temor/ a crear en el juez el embarazo/de no poder conceder su deseo./ Prefieren pedir tabaco/ y la cena, y un pobre placer/ un buen trago que humedezca la garganta,/la garganta que será degollada", escribe Jiri Orten en una primera elegía.
Y este será el tono que caracterizará toda su poesía, un tono grave que merodea sobre la misma oscura obsesión sin retorno: la muerte. Precoz, desde sus primeras composiciones, parece vérsela venir. Y lo suyo no es mero fatalismo sino determinación del contexto: Praga invadida por los nazis.

De su producción quedan tres de los diarios: Diario azul, Diario rojo y Diario jaspeado. También tres libros de poemas despreciados por la crítica fascista y que había publicado con seudónimo: Diario de lectura primavera, Lamento de Jeremías y Maleza, todos publicados con seudónimo, que fueron en vida criticados con desprecio por la crítica fascista.

Toda su obra poética, inclusive los versos que podrían considerarse amorosos, tienen una carga trágica, un presentimiento del fin inexorable. Lo que puede comprobarse en Bajo la tierra, la cuidada selección que tradujo y prologó para la editorial Salto de Página la española Clara Janés, una experta en literatura centroeuropea. Vale la pena acercarse a la obra de Jiri Orten.

Nacido en Kuma Hora en 1919, un pueblo de arquitectura mágica, declarado en la actualidad patrimonio de la humanidad. Fue hijo de un tendero y una aficionada al teatro. Desde chico mostró afición por las artes. Estudió teatro, pero no pudo ingresar al consevatorio. A los diecisiete se trasladó a Praga, ingresó en el Colectivo Teatral de la Juventud y empezó a reunirse con poetas y escritores. Tardó un año en entrar en el conservatorio de Arte Dramático y pudo estudiar poco tiempo por su origen judío. El nazismo ya era más que una amenaza. Y muchos de sus parientes empezaron un exilio que él rechazó. Los dos motivos de Jiri eran su novia y el lenguaje. Había comenzado a escribir sus primeros poemas y adaptaciones teatrales y se negaba a abandonar su tierra. "Actúa el dolor, aunque nunca a conciencia/ atraviesa a los hombres" anota en su primera elegía anticipándose a su muerte joven". Aunque influenciado en un principio por el surrealismo, su poesía pronto se vuelve existencial y cerrada sobre sí misma.


Fuente: Télam

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