Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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Jorge Assef: una nueva subjetividad

En La subjetividad hipermoderna, el psicoanalista y semiólogo cordobés Jorge Assef ubica la práctica y los conceptos que la articulan tratando con una subjetividad inédita capaz de apreciarse en el consultorio como en el cine.
El libro, que publica la casa Grama, también es un recorrido por las ideas de pensadores que después del posestructuralismo han dejado el intento de captar lo real en su totalidad.

Assef es miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y en este volumen, el primero de su autoría, expande algunos conceptos que formaban parte de su tesis de grado.

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

-T : ¿Cómo definir a la subjetividad hipermoderna?
-A : En psicoanálisis hablamos más de "subjetividad de la época", la definición "hipermoderna" es discutible por supuesto. Jacques-Alain Miller la evoca en Una Fantasía y desde entonces el término se extendió y se hizo familiar en el campo psicoanalítico, pero sin dudas no es ni definitivo ni unánime. De hecho Jorge Alemán manifestó las razones por las cuales desacuerda con la categoría hipermodernidad en una nota publicada el 10 de Julio por esta misma agencia de noticias.

El término "hiper" hace referencia a múltiples pensadores contemporáneos (Virilio, Auge, Baudrillard, Lipovetsky), a la tendencia al exceso, un aspecto innegable de nuestro tiempo. Mi libro, además, cubre una necesidad técnico-metodológica, con los límites propios de este tipo de definiciones. Diría entonces que llamo subjetividad hipermoderna al conjunto de condiciones que organizan nuestro modo de vivir actual, por ejemplo: la caída del Otro, la pluralización del significante amo, el ascenso del objeto de consumo al cenit social, la prevalencia de la imagen, la toxicomanía generalizada, el empuje a gozar.

-T : El desierto de lo real acaso tenga un relente apocalíptico.
-A : Tomo la expresión "El desierto de lo real" a partir del film Matrix; así es como uno de los personajes define al mundo devastado por la tecnología, un planeta con seres humanos adormecidos sirviendo de materia prima para las máquinas. En el film el desafío es encontrar quién maneja ese circuito.

Esta película construye, al igual que muchas del cine actual, una narración en la cual el antagonista del héroe nunca puede localizarse con claridad. Y esto es extrapolable al mundo en el que vivimos donde el Otro (como referencia, autoridad, salvador, enemigo, líder) está confuso o perdido. Hay que remarcar que muchas veces a causa de esa confusión triunfan algunas propuestas mesiánicas, o el surgimiento de pequeños amos generalmente feroces.

-T : ¿Cómo pensar la intimidad cuando la época indica un aumento del control social, el fin de la privacidad y a la biopolítica como ciencia política?
-A : Hay dos cuestiones: la intimidad como la viven los sujetos, y la que consideran los estamentos de control social. Creo que la subjetividad hipermoderna se caracteriza más por el "show del yo", como dice Paula Sibila, que por un cuidado a la intimidad. Las personas hoy están permanentemente ocupadas en la autogestión de su propia imagen para mostrarla al mundo: Facebook o Whats App por ejemplo, son medios en los que la gente invierte su tiempo, cambiando la foto de su perfil (cuando no editándola), describiendo donde están, con quién, qué comen. El cogito contemporáneo es "Me miran, luego existo".

Guy Debord no llegó a ver la dimensión que su tesis sobre la sociedad del espectáculo tendría a partir del crecimiento exponencial de los medios de comunicación concentrados, las redes sociales y las posibilidades tecnológicas que hacen posible que los 15 minutos de fama de Andy Warhol hoy estén al alcance de cualquiera desde el living de su casa. En este contexto, la intimidad no parece ser la mayor preocupación de los sujetos en su vida cotidiana.

Al mismo tiempo, los Wikyleaks, las cámaras instaladas en cada rincón de las ciudades filmando todo, las posibilidades que da la tecnología de que la vida de los ciudadanos sea transparente para los organismos de control, seguridad, espionaje y para las empresas que necesitan conocer los hábitos de consumo de cada uno para enfocar mejor la oferta, muestra la otra cara del imperio de la mirada: se confía tanto en la imagen que hay que verlo todo. Ese avasallamiento solapado de la intimidad, y en el cual se basa gran parte de la política exterior de los Estados Unidos está claramente justificado en el cine de Hollywood. Batman, la última entrega de James Bond, la reciente Guerra Mundial Z, son films construidos sobre la base de que no estamos seguros en ningún lado, entonces hay que vigilarlo todo.

Lo que el psicoanálisis viene observando es que la tendencia al consumo que se desprende del discurso capitalista instala nuevos modos de funcionamiento subjetivos, lo que a su vez promueve nuevos tipos de problemas. Las toxicomanías crecen entre los motivos de consulta, pero allí hablamos de diferentes objetos, puede ser la comida, los ansiolíticos, la play station. Lo que importa es el sujeto no el objeto. Y también hay que reconocer que el discurso contemporáneo empuja a la compulsión: "I can get no satisfaction" va acompañado de "Just do it" y "Nothing is imposible": todo apunta a que lleguemos siempre un poco más lejos, sin considerar la singularidad de cada quién.

-T : ¿Qué subjetividad adviene cuando se dice "todos solos"?
-A : Cuando se diluyen las referencias que antes funcionaban como ideales comunes, cuando se mediatiza el mundo a través de las imágenes, cuando se bombardea a las personas con la oferta ensordecedora y la promesa de felicidad fácil, eso va debilitando los lazos entre los sujetos.

Closer o Shame son películas que muestran la precariedad a las que están sometidas hoy las relaciones intersubjetivas, es un circuito de fascinación instantánea al que le sigue la decepción y la huida, y de vuelta al supermercado de las relaciones que muchas veces son las salas de chat, las líneas de encuentro, las discotecas. Pero la soledad no tiene sólo que ver con las relaciones. Escucho a muchos jóvenes que cuando consultan plantean como un objetivo reunir dinero para viajar. El viajar, vendido por el mercado como la más reveladora experiencia de enriquecimiento personal, encubre el extravío contemporáneo de los sujetos que deben insertarse en el mundo y no encuentran el modo. Así planteado, suele ser un programa que va de la mano con la inhibición a comprometerse en la construcción de algún proyecto de vida, y eso también está ligado al sentimiento de soledad.

Fuente: Télam

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