La protagonista de esta singular historia judicial es Gisela Ethel Frías, de 23 años, madre de una niña de 6, a quien el universo tribunalicio diferencia del segmento delictivo femenino.
Es que de la treintena de presas alojadas en el Penal de Mujeres, la mayoría está por violencia familiar, drogas o filicidio (homicidas de sus hijos).
Son contadas las jóvenes que terminan enrejadas por perpetrar asaltos y que acompañaron su crecimiento con especial apego por las armas de fuego.
Los tres expedientes tienen a Gisela como supuesta autora de asalto a mano armada: el primero, fue el supermercado Tradición en Santiago, que data del 1 de abril del 2008.
El segundo golpe habría sido materializado al día siguiente, pero del otro lado del río.
Esta vez, la víctima resultó Mario Santillán, en La Banda. Siempre, en base al expediente, se sabe que ese asalto fue realizado a las 19.30.
Raid delictivo
Con la complicidad de su entonces pareja, Luis Alejandro González, la joven se habría apoderado de la motocicleta de Santillán, mientras permanecía estacionada en cercanías de Rivadavia y España.
“Salí del medio”, habría ordenado gritando González, valiéndose de un arma de fuego.
A su lado, imperturbable y atenta Gisela miraba hacia los costados cubriendo las espaldas de su “socio”.
Una hora después, la pareja habría irrumpido en el supermercado El Pentágono, de Raúl Camacho, también de La Banda.
Nuevamente, con sus rostros descubiertos, el dúo supuestamente extrajo armas de fuego y redujo a los empleados del comercio. El botín obtenido fueron $ 600.
Lejos de aceptar resignado tamaño despojo, Camacho ofreció resistencia e interrumpió la huída de los asaltantes en la puerta de su negocio.
A cambio, la joven y su novio gatillaron el arma varias veces, pero los tiros no salieron.
Huída
Camacho tomó un palo y golpeó a la mujer. La hirió, pero no pudo frustrar el escape.
Se sospecha que González arrancó la moto y detrás se lanzó su novia. Seguidos por los empleados, se originó una espectacular persecución que abarcó las calles Matienzo, Moreno y Alberdi.
Sin titubear, Gisela habría cubierto la huida a los tiros, provocando desconcierto entre los jóvenes que procuraban cerrarle el camino.
Después de varios minutos, lograron dar alcance a la moto en el ingreso al puente Carretero. Una mala maniobra de González permitió a sus perseguidores derribar la unidad.
La rendición no fue fácil. Aún sin vehículos, el hombre habría fugado hacia un lado y la joven por otro. Recién se entregaron tras una prolongada búsqueda por el barrio Río Dulce, de la vecina ciudad.
Fuente: elliberal.com.ar
