La obra de Klein describe el escenario poco alentador que precedió al surgimiento del movimiento antiglobalización que obtuvo su mayor visibilidad en 1999 en Seattle a partir de la advertencia sobre los riesgos del cambio climático: desde entonces, pocos han sido los avances en este campo y según ella "el sistema económico le ha declarado la guerra al planeta".
"La naturaleza intenta decirnos que necesitamos un modelo económico radicalmente diferente", sostiene una de las más tenaces críticas del capitalismo, confrontada ahora a una instancia decisiva dado que el cambio climático, su consecuencia más amenazante, ha colocado fecha de vencimiento a la maquinaria neoliberal.
En Esto lo cambia todo (Paidós), la periodista sostiene que el planeta se encamina a un calentamiento de entre cuatro y seis grados centí­grados, un fenómeno que producirá a largo plazo la imprecisión de los modelos para analizar el comportamiento de la temperatura global y el desconcierto de los científicos frente a la ausencia de patrones lineales del clima.
Mientras las emisiones globales de dióxido de carbono alcanzan su máximo histórico, pocos gobiernos parecen haber tomado nota de la necesidad de introducir cambios urgentes: "No se han hecho las cosas necesarias para reducir las emisiones, porque son cosas que están en conflicto con los fundamentos del capitalismo desregulado, la ideologí­a reinante o neoliberalismo desde que comenzamos a luchar para encontrar una salida a esta crisis", denuncia la periodista.
La ensayista interpreta el cambio climático como un indicio de alarma, un aviso que se propaga en forma de sequías, incendios naturales, inundaciones y temporales: ya no basta con pequeños cambios de orden doméstico sino que es preciso implementar transformaciones radicales antes de que el mundo cambie tan drásticamente que ya nadie esté a salvo.
Klein se hizo conocida en Latinoamérica a partir de "La doctrina del Shock" ya que paralelamente al texto la autora filmó un documental que ilustraba cómo la desregularización de los mercados en los Estados modernos significó la implantación de un "capitalismo del desastre", logrado a costa de episodios críticos como el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973 y la posterior dictadura en Chile.
"Esto lo cambia todo" prolonga los alcances de la denuncia, centradas ahora en la codicia de las multinacionales del petróleo, del carbón y del gas natural que consiguen resultados óptimos en sus políticas no del todo persuasivas hacia los gobiernos para que no interfieran en sus intereses.
"Cambiar el clima de la tierra de una forma que será caótica y desastrosa es más fácil de aceptar que la perspectiva de cambiar la lógica fundamental del capitalismo basada en el crecimiento y la búsqueda de beneficios", apunta Klein.
La autora plantea una encrucijada de difícil resolución: el clima necesita de una contracción en el consumo de recursos por parte de la humanidad, una condición que el modelo económico no está en condiciones de satisfacer dada su lógica expansionista.
"La batalla ya se está librando y, ahora mismo, el capitalismo la está ganando con holgura. La gana cada vez que se usa la necesidad de crecimiento económico como excusa para aplazar una vez más la muy necesaria acción contra el cambio climático, o para romper los compromisos de reducción de emisiones que ya se habí­an alcanzado", subraya.
La periodista critica a los "negacionistas del clima" que primero llevaron al mundo a la parálisis y que ahora alegan que la trasformación serí­a muy costosa: "No hay una fórmula para salir de esta situación crí­tica -reconoce- pero tenemos que movernos más allá del fundamentalismo de mercado y liberarnos de las cadenas de la austeridad".
Para Klein, la alternativa consiste en propiciar acciones a nivel local y en alentar las inversiones públicas masivas para acelerar la transición de la "economí­a extractiva en la que estamos a la economí­a regenerativa".
"Si logramos cambiar el contexto cultural, aunque sólo sea un poco, podremos al menos abrir paso a reformas que consigan que los números del carbono se muevan en la dirección adecuada. Por encima de un aumento de las temperaturas de dos grados, advierten los científicos, las consecuencias serí­an desastrosas... Esto lo cambia todo, entre otras cosas, porque lo que está en juego es nuestra propia supervivencia", analiza con optimismo.
Fuente: Télam
