Catamarca
Viernes 19 de Abril de 2024
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La "realidad inspiradora" en los cuentos de Belgrano Rawson

Entre realidad y ficción, Eduardo Belgrano Rawson despliega más de una docena de relatos en Vamos fusilando mientras llega la orden, un libro de cuentos amontonados por el viento -como él mismo dice- teñidos de crudeza, humor y emoción, y en el que también Malvinas hace lo suyo con tres historias que se leen como disparos.
Belgrano Rawson reparte sus días entre Buenos Aires y El Durazno, un valle en las sierras de San Luis. Escribe por las mañanas "en lo posible, sobrio y descansado" y en bares cuanto más ruidosos mejor. "En los otros uno puede quedar prendido de las conversaciones ajenas. Te rascás la cabeza, ponés los ojos en blanco y ya sos un escritor", dice a Télam.

La mítica frase "Vamos fusilando mientras llega la orden" fue la elegida por el escritor y periodista para titular este conjunto de relatos editados por Planeta. "Me rondaba hacía rato -cuenta el autor-. En «No se Turbe Vuestro Corazón», la había puesto en boca de un general mexicano. Hace poco estuve en México y a nadie le sonaba eso. ¿Alguien lo dijo alguna vez? No tengo la menor idea. Ya pertenece a la leyenda".

"No hay un hilo conductor", comenta Belgrano Rawson sobre este libro dividido en dos secciones, la primera lleva el nombre del título, mientras que la segunda -anclada en la geografía de Malvinas- la llama "Tres disparos". "Los cuentos son de diversas épocas y el viento los amontona", revela.

Una tía cansada de ser la oreja de todos y pide que vayan "llorados" a verla o la historia de Bruno Labruna, un boxeador en estado de coma, que recibe las visitas de su madre y alguna otra chica conforman la parte inicial del libro, a la que lo continúa un trío de relatos largos de Malvinas, donde ahí sí se perfila una continuidad entre cada historia.

"El hilo es la guerra. El misil de un avión argentino contra un crucero inglés; el cañonazo de una fragata sobre el techo del maestro de las Malvinas, que mata a tres mujeres inglesas, y el morterazo que acaba con tres argentinos en Monte Longdon", detalla Belgrano Rawson.

Aunque diferentes entre sí, los cuentos de "Vamos fusilando..." comparten rasgos en común así como el humor, recurso que Belgrano Rawson utiliza para deslizarse sigiloso hasta llegar incluso, al drama. Pero, él mismo advierte, "el humor aparece o no. Lo que no puede faltar es la emoción. En cada línea busco meterle música al texto. La música es pura emoción".

Y eso es lo que emerge vehemente en "Tres disparos", tres relatos escritos en tres semanas y nacidos de una cobertura para el diario Clarín en 2007, (ahora con "una cepillada" nueva, avisa) que, como le es inherente a su autor, pisan tierra firme en la realidad.

"Ese viaje -recuerda- fue toda una experiencia. Me la pasé en las posiciones argentinas, examinando los rastros de la batalla. Tuve un frío atroz. Había ventarrones del Polo que te tiraban al suelo. Pensaba en los chicos en sus pozos de zorro, ateridos de espanto bajo el fuego de las fragatas mientras José María Muñoz, entre gol y gol, relataba una guerra imaginaria y nosotros brincábamos en Plaza de Mayo gritando ´el que no salta es un inglés´".

Ahora, opina, "las Malvinas son un apeadero de cruceristas", donde los paseantes "verán cañones y helicópteros despedazados y el guía turístico les revelará que aquí hubo una guerra con los argentinos...".

"No me veo haciendo literatura fantástica. La realidad es inspiradora siempre que uno resista la tentación de llevar el relato a un plano personal, como un diario o algo así. Hay pocas cosas más aburridas que el diario de un escritor -considera-, aunque hay grandes excepciones, como el norteamericano John Cheever".

"Mi pasado de periodista no me abandona. Hago lo que venga al caso", opina este hombre que cabalga entre realidad y ficción. "´El sermón de la Victoria´ está escrito como un policial y ´Noticias secretas de América´ como una crónica", ejemplifica el también autor de "El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos" y "El naufrago de las estrellas", entre otros libros.

En los últimos años, Belgrano Rawson volvió al género del cuento. Es que, como él mismo señala, "entre novela y novela, uno siempre escribe un par de cuentos. El día menos pensado habrá repuesto el stock. Digamos que esta vez liquidé la mercadería por cambio de rubro".

"Ya no pienso en cuentos ni en novelas sino en pequeñas historias destinadas al cine, un misterio que voy descubriendo de a poco. No sé en qué terminará, eso ni me preocupa. Lo disfruto, por el momento. De cualquier modo, no pierdo las esperanzas de, algún día, escribir algo que realmente valga la pena", concluye.

Fuente: Télam

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