El milagro de la Cadena
Por los años 1630 o un poco más, salió del Perú, atravesando las provincias del antiguo Tucumán, un caballero muy rico, pero tullido y desahuciado por los médicos que intentaron curarlo. Sin duda salió de su patria en busca de una salud que le faltaba a cambio del dinero que tenía de más.
Había escuchado hablar sobre los hechos milagrosos relacionados con la Imagen de la Virgen María encontrada en una Gruta en Catamarca y hacia ella acude.
Con sólo invocarla Sanó, y en agradecimiento le dejó su cadena de oro. Emprendió su viaje de regreso sano y optimista, y en el camino encontró un amigo, a quien le contó que había en el Valle de Catamarca una Médica Soberana, que lo había curado gracias a la hermosa cadena que le dio en pago.
Llegó la noche y se recostó en hermosas mantas, pero al despertar se encontraba dolorido y tullido otra vez, y ante su sorpresa y la de sus criados, debajo de sus almohadas halló la cadena que días antes había dejado a la Virgen.
Fue una lección que le dio la Santísima Virgen para significarle que Ella no vende lo que hace por sus hijos como una madre no vende su cariño.