"Allí ocurre un crimen que queda desplazado por otros crí­menes que involucran a la sociedad, por eso es una novela negra auténtica, con una crí­tica que de forma implí­cita plantea la necesidad de un mundo mejor. En el caso especí­fico de la reserva, las posibilidades de que se pierda ese espacio son muy grandes", afirma la escritora en una entrevista con Télam.
Esta es la tercera novela de Plante relacionada con el agua, como las otras dos -"Una mancha más" (2011), donde la acción se sitúa en el Tigre y gira en torno a un bebé robado por los militares, y "Fuera de temporada" (2013), ambientada en Pinamar, con el mar de fondo-, todas publicadas por Adriana Hidalgo, "una editorial, con una búsqueda de calidad que no hay en otros sellos".
"El personaje del Pollo, el protagonista, parece disfrutar de masticar el aire contaminado de la ciudad que nos circunda pero que tiene su encanto y su sal", describe la autora de este personaje marginal, oriundo del sur, guardaparque de esa franja de tierra, a punto de descubrir el cadáver de un hombre de 31 años, 'homosexual activo' según la carátula policial.
"El tema y las situaciones y sobre todo el lugar -comenta la escritora y psicóloga-, tiene que ver conmigo, yo era de ir todos los fines de semana en bicicleta a pasear a ese lugar privilegiado. Ahora hay un símil de cuidado, que no es verdadero, los incendios intencionales no dejan de suceder, y no se trata de un tarado que no tiró bien un pucho. Es algo provocado".
"Vengo de un encuentro en Córdoba de novela negra y está muy instalado el género. Desde el periodismo sin pruebas no se puede denunciar y lo mismo ocurre a nivel judicial, si no hay pruebas irrefutables, en cambio el escritor lo puede hacer, tiene una libertad de codo que es fantástica".
Para Plante, "no se debe abusar de la realidad porque te hundís, pero uno puede animarse a denunciar por medio de la ficción. Por eso la novela negra en estos días tiene un auge impresionante en todo el mundo".
Yendo a la reserva, "se veí­a que era un lugar ideal para que ocurriera un crimen como detonante para clausurarla. La urbanización, la expropiación, es lo que cuento en la novela, también hay otros problemas sociales, el tema del género, la discriminación, el pensamiento de hombres de poder...", enumera.
Con una estructura narrativa que no teclea en ningún momento, y una abundancia de diálogos que se dan con naturalidad entre los personajes, Plante logra atrapar al lector en esa telaraña laboriosamente urdida a lo largo de la trama.
"Siempre recuerdo que Ricardo Piglia me dijo: 'Vos tenés un manejo poco común del lenguaje de las distintas clases sociales' ", desliza la escritora, representada tiempo atrás por la célebre agente literaria Carmen Balcells.
"El gran fantasma es que la trama sea verosímil, no deslizarme a lo absurdo o poco creíble", analiza sobre los elementos necesarios a tener en cuenta en este género la autora también de la novela "Un aire de familia", ganadora del Premio Azorín en 1990, publicada en España por Alfaguara y en Argentina por Letra Buena y de "El círculo imperfecto" (Sudamericana).
"Trato que mis personajes -yo soy psicóloga, recuerda- tengan una coherencia interna, siempre menciono como un ejemplo contrario la pelí­cula 'La sociedad de los poetas muertos', porque el chico que se suicida no tiene la personalidad para hacerlo. No quiero que mis personajes contradigan lo que estoy mostrando", subraya Plante.
Hay mujeres que aparte de su vulnerabilidad son muy fuertes, como la madre o la hermana del asesinado o la amante del secretario de Ambiente y Espacio Público del gobierno de la ciudad; da la impresión que frente a algunas situaciones, ella van un poco más adelante que los hombres: "Esto no es casual, es una mujer la que escribe", desliza.
Entre los personajes, sobresale el doctor Schiller -el típico chanta porteño- siempre tratando de sacar su tajada a cualquier costo; Monseñor Pignataro, inflexible en su odio a los gays, y Raquel Pritchet, la amante del secretario, "una mujer que pasa los cincuenta, una muestra de cómo es envejecer en Buenos Aires", define la escritora.
Con puntos que deja abiertos para que el lector saque sus propias conclusiones, la novela indaga en el tema de la identidad, gente que se desdibuja o se vuelva a dibujar en esa construcción creíble y a la vez ambigua de los personajes.
"Al final no hay ganadores, sigue rodando la bola, en la realidad nuestra no se sabe que va a pasar con la reserva, y el Pollo es una especie de héroe tierno, frágil, pero honesto y sincero en sus pasiones, en su deseo de quedarse en Buenos Aires, si puede ahí en la reserva, lo más cercano al sur que la ciudad ofrece. Se va a quedar...", apuesta la escritora.
Y vuelve sobre su fascinación con la novela negra, a su entender, "tan conectada con decir lo que uno piensa. Después de revolver en la mierda, ves lo redimible en esta sociedad que nos abruma en todas partes, no solo en la Argentina ni en Buenos Aires y en ese sentido la novela tiene su razón de ser", concluye.
Fuente: Télam
