Ese día, Francisco lució una larga sotana blanca de lana, un cinturón de seda cubierto por 33 botones cocidos a mano (el número evoca a la edad de Cristo al morir) y sobre su cabeza un simple solideo de seda en lugar de la mitra dorada.
Sin embargo, Bergoglio desechó la cruz pectoral de oro, la moceta de armiño roja y los tradicionales zapatos rojos que la casa Gammarelli había preparado con anterioridad para el nuevo Pontífice.
El diario político religioso del Vaticano, l´Osservatore Romano, sostuvo esta semana que la elección del nuevo Papa "desilusionó" a los responsables de la casa Giammarelli, proveedor oficial del Vaticano desde 1798,, ocho años después de su fundación.
Cercana al imponente Panteón, en el final de la estrecha Via di Santa Chiara, la célebre "Sartoria per ecclesiastici´ es atendida por tres generaciones de Gammarelli.
"Durante más de dos siglos hemos vestido a todos los papas, pero cada nuevo papa conlleva cambios", confió Franco Gammarelli a Télam, evitando ahondar en explicaciones en torno a los cambios generados a partir de la llegada de Francisco.
"Cada una de nuestras prendas están hechas completamente a mano, con las mismas técnicas de los comienzos que han sido transmitidas de generación en generación", remarcó Franco Gammarelli, quien rechazó continuar el diálogo al aducir que "el silencio" entre los costureros "continúa siendo una regla tan estricta como para los cardenales que forman parte del cónclave".
En las dos semanas que lleva como Pontífice, Bergoglio continuó con su estilo austero, al decidir que dentro del Vaticano se arreglen sus vestimentas de Arzobispo y seguir utilizando sus discretos y gastados zapatos de suela de goma.
Según afirmó este fin de semana el diario francés Le Monde "un papa que busque jactarse por su elegancia, con anillo de oro y báculo con incrustaciones de piedras preciosas necesita 50.000 euros para su vestuario".
El estilo de Francisco marca una ruptura con respecto a su predecesor, Benedicto XVI, cuyo gusto por los accesorios y las ornamentas llamaron la atención de la revista Esquire en 2007, al incluir a Joseph Ratzinger entre "los hombres más elegantes del mundo".
En ese entonces, l´ Osservatore Romano salió al cruce de la publicación de moda masculina al acusar de "un frívolo reflejo de época" y aclarar que los zapatos rojos del Papa representaban una tradición litúrgica en referencia a la sangre de los mártires.
El ex Arzobispo de Buenos Aires rechazó los zapatos rojos realizados con piel de canguro propuestos por la casa Gammarelli, que la sastrería expuso durante tres días en su vidriera varios pares entre los números 36 y 46.
La sastrería decidió retirar los zapatos rojos, utilizados por algunos políticos italianos y franceses, luego de una protesta de cinco asociaciones de defensa de los animales que llamaron al nuevo Papa a "no portar el dolor de los animales", según consignó a principios de marzo el diario La Repubblica.
Fuente: Télam
