Es que Jésica Fontán era la azafata a bordo del vuelo de Sol, que se estrelló anoche en Río Negro. Y con su muerte no sólo terminaron sus sueños de volar, sino los de toda su familia, que consideraban a la joven como "la bebota" por ser la más chica y por la diferencia de edad con sus hermanos.
Patricia dijo que todos están "muy mal", pero su mamá fundamentalmente. "Mi vieja sigue sentada en la silla donde se sentó ayer a las diez de la noche y no la podemos sacar", describió la hermana de Jésica la, seguramente, dramática escena hogareña, en un barrio de Rosario, en la provincia de Santa Fe.
"Una hermana y un hermano hace 20 minutos tomaron un avión a Neuquén porque no sabíamos qué hacer; nos dijeron que el cuerpo lo iban a llevar a Buenos Aires pero como no nos decían cuándo por eso fueron", relató Patricia, quien remarcó que pese a que desde el juzgado les dijeron que no era conveniente viajar, sus hermanos "estaban desesperados y se fueron".
Consultada acerca de cómo era su hermana, Patricia sintetizó: "No sabés lo hermosa que es. Es hermosa mi hermana de cuerpo y alma; era el bebote de mi vieja; mi mamá se desvivía por Jesi. Era un poco hija de todos por la diferencia de edad".
"Lo único que quiere mi mamá es tener a su hija cerca, aun sabiendo cómo se la van a traer", destacó, y agregó: "Ya no nos importan los llamados que la empresa no nos hizo (en referencia a la falta de información provista por la compañía), lo que queremos es que nos entreguen el cuerpo de mi hermana".
Para finalizar, Patricia subrayó que el domingo había estado toda la familia reunida porque el papá cumplió 70 años. "Jésica trabajaba hasta mañana y se iba a tomar vacaciones para ir con mi mamá a San Bernardo a visitar a mis hermanos que viven allá". (Infobae)
