Buenos Aires, 22 de octubre (Télam, por Gustavo Bernstein).- En la obra recién editada "La carta de Vermeer" la poesía de María Malusardi evoca la armonía y la intimidad que subyace en las telas del pintor holandés a partir de una escritura en la que prevalecen las fracturas de identidad y las historias inconclusas.
"Añoro el mundo de Vermeer desde que lo descubrí años atrás en el Rijksmuseun de Amsterdam, cuando un cuadro suyo me devoró: había en él un tiempo muy contenedor en el que anhelé entrar para siempre; algo de intimidad perdida, de ese hogar deseado tan destruido hoy como valor", expresó Malusardi a Télam.
Publicado por Alción, el libro -escrito en su totalidad con minúscula, como si se tratara de un murmullo íntimo, de un balbuceo interior- está compuesto de tres partes: "Precipicios", "Peligros" y "Estaciones de la madera"; y cada una de ellas consiste en variaciones sobre un mismo tema. (Télam).-