De ahí que la idea fue "buscar respuestas científicas a preguntas que nos hacemos todos los días. Eso no implica una respuesta final, sí una respuesta posible que puede resultar interesante", señala a Télam Magnani, autor de "Historia de los terremotos", "Historia de la comunicación", "El cambio silencioso" o "Desde la revolución".
Así, más de una veintena de notas se entrecruzan con horizontes opuestos que abarcan desde la cultura libre y los derechos de autor en la vorágine de Internet, el calentamiento global y la energía renovable, los prejuicios y evidencias respecto a los niños nacidos en el seno de parejas homosexuales, la democracia digital hasta los beneficios del llorar.
Y también aparecen artículos de lo más inesperados como el de la polémica pelota "Jabulani", aquella que se usó en el último mundial y dio mucho que hablar... "Los jugadores se quejaban que viboreaba en el aire, que era imprevisible. Los periodistas la pesaban, discutían pero a nadie se le ocurrió, al menos por lo que yo vi, preguntarle a alguien que supiera sobre aerodinámica".
"Me puse a investigar y había estudios hechos sobre la pelota. La ciencia tenía algo para decir sobre un problema a priori menor, pero nadie parecía interesado en preguntarle. Lo que se hace ahí es soslayar una mirada y me parece grave, no porque la ciencia tenga respuestas definitivas, pero sí interesantes y que pueden aportar a la discusión", señala.
Por ello, el autor propone un conjunto de respuestas en un lenguaje apto para no científicos, un sector que suele tener cierta reticencia al tema, la idea de que la ciencia corresponde sólo a quienes pueden entenderla.
A la hora de embarcarse en el universo científico, Magnani asegura que su sorpresa está en lo que considera un desafío: "Pensar el rol de lo digital, de internet, en los cambios sociales que vivimos. Todo está siendo cuestionado por lo digital, pero es difícil saber hasta dónde llegarán y hacia dónde van los cambios".
"Son cuestiones de frontera, pero frontera en sentido social, que tienen mucho riesgo para el periodismo -advierte- en cuanto a qué es posible que dentro de dos años lo que uno dijo se transforme en una estupidez. Eso me genera un desafío: alguien que reflexiona sobre estos temas apelando a gente con un conocimiento mayor al mío", expresa el autor.
"En el imaginario social la ciencia ocurre en el laboratorio y en manos de seres despeinados y de anteojos", desliza con asombro Magnani, licenciado en Ciencias de la Comunicación, magíster de la Universidad de Londres y docente de la UBA.
En ese sentido "me parece muy interesante lo que se está haciendo desde Tecnópolis y desde Tecnópolis TV, donde ves a científicos de aspecto humano, cotidiano, hablando sobre lo que hacen. Y son gente muy inteligente, muchos de ellos docentes, con excelente capacidad de comunicación. El prejuicio, la invisibilidad de años, no permitió tomarlos como interlocutores válidos".
La tecnología es uno de los temas más recurrentes en el libro, acaso como una forma de advertir su significancia en todos los ámbitos, lo que para el periodista se traduce en que "el mundo digital está reorganizando a la sociedad, cambiando la forma de gestión y, tal vez, de distribución del poder, pero es muy difícil saberlo de antemano".
"Ciencia para leer en bicicleta" va por su tercera entrega y con ganas de multiplicarse. Producto de la lucha contra "lo efímero del diario", estas notas abarcan más que la noticia: "Lo interesante no es que haya salido el nuevo smart phone, sino lo que está pasando con las comunicaciones instantáneas y cómo afectan a las relaciones sociales, las relaciones de poder", ejemplifica.
Y refuerza: "lo interesante es lo que te deja una nota como mecanismo de pensamiento, como herramienta disponible para el futuro".
En relación a los medios de comunicación y el tratamiento de temas científicos, Magnani destaca que eso es pura subjetividad, "supongo que para el economista hay poca economía en los medios, para el agrónomo, poca agronomía, y para el Zen, poco zen. Si se entrevistan astrólogos para muchas cosas, ¿por qué no entrevistar a un científico?".
"Piensan que los científicos no tienen nada para decir, pero si pensamos en lo que nos rodea deberían tener más espacio. Vivimos en un mundo que está vestido de herramientas producto de la ciencia y a veces parecería que los científicos vienen de los cielos, no hay curiosidad acerca de dónde salieron", dispara.
Fuente: Télam
