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La familia rescatada de Fiambalá ya cuenta con una vivienda digna

Fueron trasladados por la Secretaría de Vivienda hacia la localidad de El Durazno, departamento Belén, donde vivirán en una casa de cuatro dormitorios hasta que la institución a cargo de Octavio Gutiérrez les construya su nueva vivienda. Además se brindará una fuente laboral al padre de familia.
(DIARIOC, 06/02/2014) Aunque las nubes hoy ocultaron el sol de Fiambalá, no pudieron esconder la gran emoción que se vivió en la vereda del hospital local, cuando la familia Morales, rescatada de los cerros, dejaba de estar refugiada para emprender rumbo hacia su nueva vida en sociedad, luego de permanecer aislados más de 11 años en los cerros de Fiambalá.

Lugo de que el caso de la familia fuera conocido a nivel provincial y nacional, el Gobierno de Lucía Corpacci actuó de manera inmediata a través de las acciones de asistencia y contención brindadas por la Secretaría de Estado de Vivienda y Desarrollo Urbano, a cargo de Octavio Gutiérrez. Es así que luego de ser rescatados por la Policía de la Provincia y refugiado en el Hospital Zonal de Fiambalá, un equipo de la cartera que conduce Gutiérrez, compuesto por la asistente social Claudia Ramos y el técnico Walter Martínez, llegaron a Fiambalá para brindar una solución habitacional a la familia. “Estoy muy contento, no tengo palabras para todo lo que me han ayudado”, dijo Juan Morales con voz entrecortada mientras viajaba junto a su familia y el equipo de Vivienda desde Fiambalá hasta Belén, su nuevo lugar de residencia. Es que luego de permanecer más de 11 años aislados de todo contacto con la sociedad, la familia integrada por Norma Liliana González, 32 años, nacida en 1982, Juan Morales de 34 años, Ramón Cirilo Morales de 5 años, Nilda Marcela Morales de 6 años, Juan Antonio Morales de 7 años, Fabiana del Carmen Morales de 10 años, Fabián Agustín Morales de 9años y Patricia Morales de 2 años convivirán en una casa de cuatro dormitorios, alquilada por el Estado, mientras la cartera a cargo de Gutiérrez edifica una nueva vivienda digna, con todas las comodidades que nunca tuvieron. Su nuevo hogar en El Durazno, Belén, colinda con una escuela y se encuentra en cercanías de un hospital, una posta sanitaria y muy cerca una iglesia. Según se conoció, el motivo por el cual se los traslada a El Durazno, se debe a que en una conversación mantenida con Juan, comentó que tenía a su madre, hermanos y parientes en esa localidad, por lo que se pedirá a los familiares que cedan un espacio de terreno a la familia para poder construirles la nueva vivienda. También se informó que cuando se comience a ejecutar la vivienda, “Juan tendrá trabajo en la construcción de su propia vivienda, se lo tomará como empelado por lo que tendrá un trabajo fijo por un tiempo hasta que se le consiga un trabajo más seguro”, cementó Claudia Ramos.

Tras la noticia de que la familia dejaba el hospital, esta mañana medios tinogasteños, fiambalenses y Radio Nacional entrevistaron a Morales, oportunidad en la que el padre de familia comentó que el municipio de Fiambalá en ningún momento se hizo presente ni se hizo cargo de la situación. La familia fue refugiada desde el día domingo 2 de febrero en el hospital zonal pero nadie llegó a verlos, hasta que el equipo de la Secretaria de Vivienda fue la primer organismo que se hizo cargo de la asistencia y contención emocional de la familia.

Los Morales vivían en la localidad de El Morado, distante a 7 horas de a caballo de Tatón, Fiambalá. Según lo relatado por la familia la vivienda que habitaron por años constaba de dos habitaciones construidas en piedra y con techo de paja y barro además una cocina de leña tipo fogón. En el inhóspito lugar la familia se abastecía de agua de vertiente o de un arroyo cercano y permanecían a oscuras cuando anochecía. Según lo relatado por la asistente social, Juan Morales cursó solamente sus estudios primarios por lo que apenas sabe leer y escribir pero el poco conocimiento que tuvo se lo brindó a su esposa, ya que Liliana no posee ninguna formación, y fue él quien le enseñó a escribir su nombre.

Durante años la familia vivió de la crianza de los animales que tenían en el puesto, aunque Juan también realiza artesanías del cuero de los animales que carneaban para subsistir, fabricando cintos o billeteras. Por su parte, los niñitos nunca fueron escolarizados debido a su situación económica y la distancia en la que vivían. “Son muy introvertidos, se los observa sentaditos y calladitos, como teniendo miedo, pues es la primera vez que tienen contacto con otras personas y ya nos dicen tío: somos la tía Claudia, el tío Gustavo y el tío Walter, comentó entre sonrisas la asistente social haciendo referencia a sus compañeros de equipo.

Salud

Según el informe brindado por la asistente social, la familia Morales se encuentra en perfecto estado de salud de acuerdo lo especific an los controles realizados en el Hospital de Fiambalá mientras que Norma Liliana cursa un embarazo de 8 meses perfectamente saludable. “Ella jamás fue asistida por profesionales de la salud en los ninguno de los partos que tuvo, sino que su esposo fue el partero de sus hijos, nunca fue a un hospital a tener sus hijos”, dijo la asistente social tras comentar que se encargó de solicitar todos los estudios realizados a la futura mamá para “entregarlos en el hospital donde la mamá dará a luz por primera vez. También conoció por primera vez el sexo de su bebé antes de nacer, se trata de un varoncito más”, dijo Claudia Ramos al relatar situaciones que para otras futuras mamás podría ser normal y natural.

También se conoció los niños nunca fueron atendidos por médicos y nunca recibieron las vacunas que se indican luego del nacimiento y durante la infancia, por lo que durante su
estadía de 5 días en el hospital se las colocaron. “Solo 3 de los niños tienen una leve disminución en el peso normal para su edad, pero no es de gravedad ni para preocuparse. Los niños dejaron el hospital con sus respectivas libretas sanitarias.

Sorpresa

Una de las pocas visitas que recibió la familia Morales durante su estadía en el Hospital de Fiambalá fue la del personal de ANSES, que llegaron con la misión de incorporarlos en el beneficio de la Asignación Universal, pero al cargar los datos grande fue la sorpresa al constatar que desde 2 años atrás ya habían sido incorporados pero el Municipio en ningún momento los notificó del beneficio por lo que jamás percibieron el beneficio. Consultada sobre la situación, la Liliana relató que “hace muchos años nos visitó una chica y nos anotó pero no dijo para qué era”, dijo. Es así que nunca cobraron la asignación pues no sabían que la tenían. Con el paso del tiempo los montos sin cobrar se fueron acumulando y ahorrando, por lo que en la actualidad podrán percibir todo lo acumulado hasta la fecha, lo que les servirá para comprar lo que necesiten y vivir mejor. Además se conoció que ANSES los volverá a visitar para realizar por un lado el cambio de domicilio, para que Liliana perciba la Asignación en el lugar de residencia, y por otro incorporar de los demás hijos al beneficio. También se conoció que la familia entera contaba con documentos aunque la más pequeña de la familia, la pequeña Patricia de 2 años, aún no había sido documentada.

Enseñanzas

Luego de permanecer por más de dos días junto a la familia, la asistente social Claudia Ramos comentó que “estuvimos hasta horas de la madrugada de este jueves con la familia porque la fiscal no daba la orden para salir del hospital con los bebes. Liliana tenía que declarar para que les den la libertad. En el hospital los niñitos desayunaron con leche y se le enseñó a Liliana como cuidar a los bebés, algo que desconocía por su falta de instrucción, por ejemplo los niñitos preferían comer en el piso pero les enseñamos que no pueden hacerlo porque el piso es sucio, tienen que comer en la mesa”, les dijimos. Les enseñamos y aprenden rápidamente y con facilidad, son inteligentes”, dijo Claudia Ramos tras acotar que “también les enseñamos normas básicas de higiene como que tienen que lavar las manitos antes de comer, y en un momento les dimos un papelito para que lo tire en el tacho de basura, y resulta que por su curiosidad y por no conocer, el niñito se puso a escarbar el tacho que contenía los papeles descartados del baño, les enseñamos que tienen que tirarlos y lavarse las manitos”, recordó la asistente social.

Camino a Belén, los temas de conversación con la familia eran incesantes, hasta que al relatar sobre sus animales Liliana comenzó a llorar. Es que ella se ocupaba y los cuidaba como a sus niños y hasta les había dado un nombre a cada uno. Pero entre tanta soledad, el concejal Bordón del FPV de Fiambalá realizó gestiones para enviar dos cuidadores al puesto donde vivían hasta que Juan pueda volver a frecuentar su antigua morada, ya que existe la presencia de leones. “El Morado dista de 2 a 3 horas en caballo de El Durazno, no es tan lejos como desde Fiambalá, así que él continuará yendo a su puestito cada vez que lo desee”, comentó la asistente social, mientras la camioneta recorría la ruta a Belén cargada de ilusiones, de donativos y de regalos que recibieron del personal del hospital.

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