Papas, acelga, tomates, remolachas, alcauciles, miel, huevos de campo, hermosos rosales y plantines de flores y aromáticas se ofrecieron hoy en el predio de las calles 119 y 60, de La Plata, donde la feria funciona regularmente los miércoles.
Marta Ocampo, una viverista de 65 años, explicó a Télam cómo con estos microcréditos pudo cumplir el sueño de tener un vivero.
"Cuando murió mi esposo puse una rotisería, pero cansada de los robos cerré y en el salón que me quedé puse un centro cultural. Un día llegó la ingeniera agrónoma Graciela Alba para dictar un curso de apicultura. Me recibí de apicultora pero mi sueño siempre fue jubilarme y poder tener un vivero", recordó.
Alba contactó a Marta con el Banco Social, que exigía para dar el préstamo formar parte de un grupo de pequeños productores.
Marta presentó su proyecto de vivero, con una vecina y una hermana y obtuvo 500 pesos que le permitieron armar un vivero en los 50 metros del fondo de su casa, en la periferia de La Plata.
Así surgió Ave Fénix, el vivero que no sólo le permite vivir a Marta y sus dos socias sino que además le gratifica a nivel espiritual y psicológico ya que "Manos a la Tierra es una familia grande que trabaja y crece cada día más, que reúne productores de distintos lugares que traen la sabiduría de sus antepasados y se esfuerzan por defender nuestra tierra y todos sus productos".
"No somos pobres: teniendo manos y los medios naturales de este país, no podemos decir que somos pobres", sostuvo.
Laura Olarte, que integra una familia de horticultores de El Pato, partido de Berazategui, recuerda aquel día de 2007 cuando, al ver rotos los plásticos del invernadero de su quinta, su cuñado le habló del Banco Social.
"Teníamos dos hectáreas donde trabajaba toda la familia. Nos presentamos al Banco que nos otorgó 1000 pesos. Nos sirvieron para comprar semillas y los nylon, a pagar en once meses", detalló.
Olarte explicó que la venta de sus productos no era muy rentable, pero "Manos de la Tierra" le permite hoy vender sus productos todos los miércoles. "Esto es del productor al consumidor, no hay intermediarios", remarcó la joven.
Leónidas Velázquez, nacido en Bolivia, vendía verduras con su familia hasta que una de sus hijas, estudiante de Agronomía, le comentó del proyecto de Banco Social, y fue así como accedió a un primer crédito de 1000 pesos con el que compró los primeros plantines y semillas para su vivero.
"Sabíamos trabajar, pero no dónde vender y en eso también nos ayudaron las promotoras del Banco Social", afirmó agradecido.
Carlos Urbizu, apicultor de la localidad de Sourigues, en el partido Berazategui, tenía varias colmenas y vendía en su casa por lo que acceder al Banco Social le permitió ampliar sus colmenas y saber cómo y dónde comercializar su miel.
"Yo siempre viví de la miel y el Banco Social me interesó por el otorgamiento de préstamos sin interés ya que por ser un productor chico no accedía a otros préstamos y por el ingreso que supone estar en la Feria", recordó.
La secretaria de Extensión de la Facultad de Agronomía platense, Claudia Kebat, explicó a Télam que el Banco nace en el 2005, a partir de un grupo de docentes que conocía la problemática del sector frutihorticultor de la región a raíz de la crisis del 2001 y comienza a pensar en una forma de ayudarlos.
Fue así como comenzaron a gestionar un subsidio, para otorgar los microcréditos a los productores y lograron acceder a un fondo del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires.
"Al principio la ayuda se destinó a diez productores y hasta la fecha se ha otorgado ayuda a más de 200 productores", apuntó y destacó que "la morosidad es muy baja y el cumplimiento (en el pago) es muy alto".
La modalidad de pago del microcrédito es a un año, pudiendo cancelar las cuotas con anticipación, y contempla un período de gracia, que significa que en los primeros meses el saldo a pagar es mínimo para ayudar a que la inversión dé resultados y genere las ganancias para sostener los siguientes pagos.
La Feria se despliega todos los miércoles en la Facultad de Agronomía, de 10 a 14 horas y en el predio de la Facultad de Ingeniería, los viernes, en el mismo horario.
Fuente: Télam
