Catamarca
Miercoles 24 de Abril de 2024
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La historia de la literatura es como la valija de Frankenstein

En Kafkas, el escritor y psicoanalista Luis Gusmán se ocupa de un Franz Kafka multiplicado en cartas, diarios, aforismos, relatos, novelas encalladas, formas de un corpus que se sostiene en cierta mitología y en la lectura obsesiva de Goethe y Baudelaire, y acaso en el deseo prometeico de refundar la literatura en el doble gesto de abolirla y escribirla sin cesar.
El libro, publicado por la editorial Edhasa, coincide con la reedición de Brillos y por la inminente aparición de una novela flamante.

Gusmán nació en Buenos Aires en 1944. Es parte del consejo editor de la revista Conjetural y entre sus libros pueden contarse El frasquito, Cuerpo velado, El corazón de junio, Villa, La muerte prometida, El peletero, Lo más oscuro del río, Hotel Edén, Ni muerto has perdido tu nombre, Los muertos no mienten y La casa del Dios oscuro.

Este es el diálogo que sostuvo con Télam.

T : ¿Por qué Kafkas y no Kafka? Los múltiples Kafka, ¿no permitirían una multiplicación mayor? En cualquier caso, ¿dónde encontraste el límite?
G : Es notable: si uno lee la Carta al padre la diferencia con las Cartas a los padres. Hay dos padres pero también dos kafkas. Más llamativo todavía resulta si el lector kafkiano lee el primer encuentro entre Kafka y Felice. Podría decirse: hay dos encuentros. El primero, lo anota en su Diario. Describe a Felice como una doméstica. Poco atractiva. Desaliñada. Mal vestida. Las palabras son textuales y aún más contundentes: la opinión acerca de esa mujer es definitiva. Un mes más tarde le escribe la primera carta. El primer encuentro ha sucedido en casa de Max Brod. Kafka le recuerda a ella que se llama Franz Kafka y si no se ha olvidado de él. Se prometen hacer juntos un viaje a Palestina. A partir de esa primera carta aparece otra Felice y otro Franz. Pronto será tu Franz y las declaraciones de amor irán creciendo hasta volverse encendidas. Entonces es evidente que el que escribe en el Diario no es el mismo Kafka que escribe la primera carta cuando es el comienzo de la aventura. También están los distintos rostros de Kafka en la galería de fotos publicadas en el libro de Klaus Wagenbach sobre Kafka. Como su cara cambia, se transforma más cerca de la enfermedad. Y hasta nos encontramos con un Kafka bello, lejos de ese aspecto de grajo (Kavka, significa grajo en checo) tan difundido. Es que la obra biográfica de Kafka se contamina y disemina en sistema de referencias múltiples. Por ejemplo, en las Cartas a Felice hay referencias a la correspondencia con Max Brod, incluso citas de cartas de éste, o en el Diario cita cartas. En ese sentido podemos hablar de un corpus biográfico multiplicado o infiltrado por cartas, Diarios, aforismos.





Fuente: Télam

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