"Me interesan las obras que actúan de una forma viva, donde el contenido es la participación del público", dispara este artista nacido en 1967 conocido en el mundo por sus trabajos con la robótica, los sistemas de vigilancia y las redes informáticas, cuyas obras integran las colecciones del MOMA de Nueva York, la Fundación Daros de Zurich y la Tate de Londres.
"Estudié química, luego me pasé a las artes escénicas y finalmente vine a las artes visuales, por eso pienso que estas obras tienen más que ver con el teatro, con el performance, con el tiempo real que con el arte visual, donde prima el objeto, el fetiche, el coleccionismo", ensaya como presentación.
El público, con sus movimientos, controla automáticamente ambientes de luz, grabaciones de video, esculturas cinéticas y animaciones algorítmicas que constituyen los materiales de la exposición, evidenciados en la ambigüedad, la alteridad y la repetición.
Una de las piezas más grandes de la muestra titulada "Make out" y que Lozano-Hemmer traduce como ´sabroseos´ muestra miles de videos tomados de internet, de personas que se miran, y ni bien el espectador se para frente a la obra, en los videos comienzan a besarse y los besos terminan recién cuando uno se aleja.
"Blow-up", título inspirado en un filme de Michelangelo Antonioni es una pantalla interactiva con un sistema computarizado de vigilancia incorporado que fragmenta la imagen del espectador en 2.400 cámaras independientes virtuales, "como el mosaico de un insecto".
"Las cámaras, lamentablemente, tienen como cometido la búsqueda de lo sospechoso, entonces cómo hacer cámaras que creen situaciones de complicidad, cómo hacer cámaras que no subrayen su propia artificialidad. Las cámaras no capturan sino que crean realidad", sostiene el artista.
Las obras "Indice de corazonadas" -que registra las huellas digitales de los observadores a la vez que detecta su ritmo cardíaco- y "Último suspiro" -una pequeña bolsa de papel que se infla y desinfla gracias a un fuelle motorizado- dan cuenta de la intención poética del artista mexicano.
Se trata de "utilizar estas tecnologías de control, de vigilancia, aceptarlas como una parte inevitable de la globalización, pero, como artistas, pervertir esos intereses de control para crear objetos colectivos o poéticos", detalla.
Aunque esta es la primera muestra individual de Lozano-Hemmer en Argentina, él mismo cuenta que ha tenido "muchísimo contacto con artistas locales, aunque ha sido contacto virtual", dice quien fue en 2007 el primer artista en representar oficialmente a México en la Bienal de Venecia.
"Si trabajas con arte electrónico, ´La invención de Morel´ de Adolfo Bioy Casares es algo que te enchina la piel, porque desde 1941 en Latinoamérica venimos hablando de que la idea de la ausencia y la presencia son compatibles, pueden coexistir en un mismo espacio", dice entusiasmado.
"Esa magnífica obra, que Borges llamaba la novela perfecta -la historia de un personaje que se enamora de una mujer que es una grabación, es una proyección tridimensional- es de verdad una inspiración para mí en mis producciones", señala el artista.
"Ayer conocí a por fin a Gyula Kosice, un personaje muy inspirador, fundamental en el arte lumínico y cinético, y hoy conocí a Marta Minujin, que pues fue la primera en utilizar video en tiempo real, hace 47 años. Podemos hablar entonces de una tradición de trabajar con nuevas tecnologías en Latinoamérica".
Fuente: Télam
