Es que por estos días de invierno, y hasta diciembre próximo, conviven allí el alto vuelo creativo de artistas de la escena local, que, parafraseando a Jorge Luis Borges y "El libro de los seres imaginarios", evocan con sus obras -hay desde dibujos en pequeño formato hasta videos y poderosas instalaciones- la chispa de la imaginación en su sentido más amplio y lejos de toda razón.
Si la imaginación es crear, explorar, jugar o inventar, Xul Solar es tal vez el artista que más lo representó, tanto es así que sus obras, coloridas y laberínticas, dan inicio al recorrido por esta exposición, que arranca con un tono esotérico, astrológico y místico para luego dialogar con lo más autóctono e indígena, con obras de Leónidas Gambartes, Carlos Trilnick o Tatiana Parcero.
Se unen a esos artistas la magia de la instalación de Leandro Erlich y las pinturas de Raquel Forner entre extraterrestres y viajes espaciales.
Arriba, la imagen de "El Eternauta" de Francisco Solano López se impone sobre la sala y debajo una tira de la historieta creada en conjunto con Héctor Oesterheld acerca al público un relato sobre una invasión de criaturas de otro planeta a la ciudad de Buenos Aires.
De la ciencia ficción con planetas lejanos y seres extraños, escala directa al fotomontaje de la gran Grete Stern y sus modos de explorar lo cotidiano. En frente, la gente se sube en puntas de pie para espiar la instalación del colectivo Provisorio Permanente que recrea una escena del fantástico mundo de "El mago de Oz".
De eso se trata "El museo de los mundos imaginarios", la segunda gran apuesta del MAR, un universo que se desdobla en subuniversos, que no anticipan lo que vendrá.
"Es caprichoso -dijo a Télam su curador, Rodrigo Alonso-, la idea fue libremente inspirada en el libro de Borges, como una extensión a las artes visuales, no una ilustración".
Al igual que Borges que hizo de "un laberinto, una biblioteca y un espejo un todo coherente", destacó Alonso, esta exposición evoca su camino.
Con esa premisa se entrecruzan artistas que ya no están, consagrados y jóvenes, con obras de pequeño y gran formato y sobre todo en disciplinas de las más variadas.
Y así lo consideró Jorge Telerman, presidente del Instituto de Cultura de la provincia de Buenos Aires: "Los mundos imaginarios creados en la historia del hombre ensanchan nuestra mirada y nos invitan a trascendernos a nosotros para que podamos repensar nuestros lugares como amigos o familiares, ciudadanos o compatriotas".
Dolores Avendaño, la artista que ilustró en nuestro país la saga "Harry Potter" despierta el sentido de lo fantástico con el mago de J.K Rowling y otros personajes infantiles, mientras que Liliana Porter, bastante más realista, continúa con esa línea de imaginación y ternura a través de un conjunto de obras de objetos que van desde fotografía hasta el video.
Este museo frente a la costanera, que con su primera exposición de pop argentino cautivó a más de un millón de visitantes, es también escenario por estos días de dibujos de Víctor Grippo muy distintos al prototipo de su obra, de las especies de maquetas de Sebastián Gordín sobre el mundo de los cuentos, con hombres lobos y fabricante de muñecos.
De lo minúsculo a lo grande: un espectador dispara "estoy siendo parte de una obra". Es que el colectivo Proyecto Biopus sorprende con su instalación interactiva que tiene como protagonistas una gran ballena, luces y música, inspirada en los gusanos que viven en sus cuerpos cuando éstas mueren, una recreación de ese ecosistema que invita al espectador a ser parte del arte en tiempo real.
La exposición continúa su recorrido con una tercera y última sala, con el agua como reducto principal. Aparece allí Gyula Kosice con sus videos futuristas de ciudades hidroespaciales y esculturas en las que el líquido fluye de un lado a otro, escoltado por una obra interactiva que sigue con figuras geométricas los movimientos de los visitantes.
Una gran fotografía de un sireno de Marcos López transforma lo acuoso de Kosice en un personaje híbrido impactante al mejor estilo borgiano. Y entre tanto, otros seres imaginarios de agua dialogan con el sireno del rosarino en las playas de Mar del Plata o en el Retiro de Madrid.
Entre el agua y lo planetario, dos potentes instalaciones colocan el moño final de esta muestra. Se trata de una gran intervención en el espacio de Nicolás Novali, algo así como una colonia de hongos con un agujero del que sale un líquido negro y que hace referencia a lo estomacal o lunar, y la obra "Carnívoras" de Paula Toto Blake, cuya planta trepadora se apropia de las paredes del primer piso del MAR.
Para visitar en familia, como esta ciudad balnearia propone siempre, "El museo de los mundos imaginarios" invita con entrada libre y gratuita en avenida Camet y López de Gomara a ser parte de algunos de esos universos fantásticos que Borges registró y que la creación humana inventó, sin límites ni razón.
Fuente: Télam
