Gutman es psicoterapeuta familiar especializada en la atención de parejas y madres de niños pequeños y escribió los libros "La revolución de las madres"; "El poder del discurso materno" y "Conversaciones con Laura Gutman" entre otros tantos que la convirtieron en una especie de gurú de la maternidad.
"Lo importante es conocer, por ejemplo, nuestro pasado. Qué hicimos con aquello que nos sucedió, dónde están alojados los miedos, por qué reaccionamos de cierto modo, qué significan las enfermedades, por qué nos vinculamos bajo formatos sufrientes o lo que sea que preocupe", ejemplifica la autora, que acaba de publicar su nueva obra por Planeta.
Suena sencillo realizar una biografía pero no lo es, hay varias dificultades en la construcción: "Para el profesional que se entrena en esta nueva metodología la principal problemática es asumir que va a hacer un trabajo más de detective que de terapeuta", asegura esta profesional, graduada como psicopedagoga clínica en París y discípula de Françoise Dolto.
"Esto surge en la búsqueda de vivencias y acontecimientos que el individuo no recuerda ni asume como propios; estamos buscando sombra en términos junguianos y no es fácil de encontrar", señala la creadora de "Crianza", institución porteña donde funciona una Escuela de capacitación para profesionales de la salud y la educación.
A su entender, "es mejor que el terapeuta entrenado en esta metodología no tenga formación previa en psicología ya que esa práctica tiende más a la escucha; mientras que la biografía humana escucha poco, investiga mucho y establece pistas en relación a los mecanismos de supervivencia emocional que cada niño utiliza desde su primera infancia y ´aceita´ de adulto para seguir viviendo".
¿Qué relación hay entre los recuerdos de la infancia y las vivencias de la vida adulta?
"En verdad, los recuerdos no siempre son confiables ya que son construcciones organizadas por las palabras que nombraron los acontecimientos y en casi todos los casos, quien los nombró fue mamá".
"Pasa que mamá nombró las cosas desde su propia lente -raramente los adultos nombramos desde el punto de vista del niño- entonces se establece una distancia entre la vivencia interna (del niño) y el recuerdo que luego el adulto construye, tomando en cuenta cómo mamá (o los adultos a cargo) interpretaban la realidad", vislumbra.
Por eso, remarca Gutman, "un terapeuta entrenado en el armado de la biografía humana va a buscar pistas más allá de los recuerdos conscientes de un individuo, tratando de armar un rompecabezas que refleje lo más fielmente posible las vivencias del niño que fue".
En el texto, resalta que "si alguien tiene un problema -emocional, afectivo, social, laboral- es porque no está en condiciones de resolverlo, sino no sería tal; y esta propuesta pretende que el individuo se mire de la manera más global posible para insertar ese tema en un escenario propio, considerando que no sabemos funcionar por fuera de lo que nos resulta conocido".
¿Qué es lo que más te asombra de los seres humanos?
"El miedo que les da salir de los lugares convencionales y la lealtad emocional que conservan hacia los peores depredadores, que en casi todos los casos ha sido nuestra propia madre".
En esta línea, "lo más preocupante es cómo seguimos desamparando a quienes son niños hoy -añade-; sin embargo, no podremos cambiar si antes no entramos en contacto con el dolor del niño/a que hemos sido".
"Por eso, si nos interesa aportar nuestro grano de arena para un mundo más amable, empecemos por mirarnos a nosotros mismos, sin mentiras y sin vueltas", se despide Gutman.
Fuente: Télam
