Catamarca
Miercoles 17 de Abril de 2024
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La perdíz copetona en Tinogasta, aún busca sobrevivir de los cazadores furtivos

Presa preferida de cazadores por la excelencia de su carne, es también ave muy útil para la agricultura. La perdiz chica común (Nothura maculosa) pertenece a la familia Tinamidae, que agrupa en nuestro país a unas dieciséis especies, entre ellas las más conocidas en nuestra zona es la perdiz martineta o copetona.
(DIARIOC, 04/11/2012) Habita pastizales en campos abiertos naturales o cultivados de casi todo el país, desde el extremo norte, (Catamarca encontramos la Perdiz Copetona) hasta Santa Cruz.

También se la encuentra en Uruguay, Paraguay, este de Bolivia y sudoeste del Brasil. Los primeros viajeros españoles que llegaron a este continente le dieron el nombre de perdiz por hallarla parecida a la perdiz europea que ellos conocían; sin embargo pertenecen a familias distintas.

El nombre indígena de la perdiz es inambú, vocablo de origen guaraní, pero preferimos seguir usando la denominación vulgar de perdiz, por su gran arraigo en Argentina. Come granos y otros vegetales (hojas tiernas, brotes); también insectos adultos, crisálidas y orugas.

En menor proporción hallase en su contenido estomacal materias de origen mineral, como piedritas o arena. Por su régimen alimentario, que incluye semillas de un gran número de malezas e insectos dañinos, debe considerársele como ave muy beneficiosa.

La Perdiz del Sur Argentino, o llamada Martineta, como las Copetonas en Catamarca, por ejemplo en los campos del sur oeste de Tinogasta, poseen una característica en su canto, un silbido melancólico sumamente agradable es, sin duda, uno de los placeres auditivos que nuestros campos proporcionan al caminante. Se lo oye preferentemente en las primeras horas de la mañana o al atardecer, y con mayor frecuencia durante la época de cría.
Nidifica desde septiembre a mayo -lapso en el que hace varias posturas- en el suelo, junto al pie de alguna mata. Oculta tan bien su nido que resulta muy difícil descubrirlo si el ave no levanta vuelo.
Pone hasta ocho huevos de color chocolate oscuro uniforme, con brillo. Como en otras especies de la familia, el macho se encarga de la incubación y del cuidado de los hijos, y es posible que varias hembras pongan en un mismo nido.
Solitaria, sedentaria, terrícola, está muy bien dotada para caminar y correr. Ocultase también con singular maestría; aprovecha para ello su mimético plumaje, que al permanecer inmóvil se confunde con la vegetación que le rodea, o aun con el suelo casi desnudo.
La perdiz levanta vuelo sólo en casos de extrema necesidad y esta característica es bien aprovechada por los cazadores.
Relatos de viajeros y naturalistas que recorrieron las llanuras argentinas en los siglos XVIII y XIX describen cacerías con métodos muy simples: sin bajarse del caballo daban varias vueltas en torno del ave, estrechando cada vez más el círculo hasta que aquella se echaba expectante y no atinaba a huir; entonces se la golpeaba con el rebenque o con un palo. También en el Sur de nuestro País, solían los cazadores, emplear una larga caña (de 3 o 4 m) provista en su extremo de un lazo, con el que se tomaba el cuello de la perdiz.

Fuente: vocesescritas.com.ar

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